Tabla de contenidos
- El patrón: relaciones que nunca llegan a la orilla
- Las raíces del miedo: autonomía vs. intimidad
- Terapia: aprendiendo a construir puentes
- El experimento que lo cambió todo
- De Tarzán a arquitecto emocional
- Lecciones para otros Tarzanes emocionales
El patrón: relaciones que nunca llegan a la orilla
Carlos Andrés puede identificar cada rama rota en su historial amoroso:
- Mariana: Duró 3 meses hasta que él “sintió ahogo” cuando ella mencionó conocer a sus padres
- Valentina: Terminó cuando él canceló 4 citas seguidas por “exceso de trabajo“
- Camila: Se fue después de 6 meses porque él evitaba cualquier conversación sobre futuro
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Comienza ahoraLas raíces del miedo: autonomía vs. intimidad
En terapia, el psicólogo especializado ayudó a Carlos Andrés a rastrear el origen de su Síndrome de Tarzán:
- Infancia hiperindependiente: Hijo único de padres médicos que lo alentaron a ser autosuficiente desde pequeño
- Modelo familiar: Padres afectuosos pero emocionalmente distantes, rara vez demostraban vulnerabilidad
- Primer amor universitario: Una relación intensa que terminó cuando su novia lo acusó de ser “un iceberg emocional”
“Descubrí que equiparaba intimidad con pérdida de control”, explica. “Prefiero estar solo que sentir que alguien puede herirme”.
Terapia: aprendiendo a construir puentes
El tratamiento en SELIA combinó varias estrategias:
1. Exposición gradual
- Primero compartir pequeñas vulnerabilidades (“Hoy me siento cansado”) con amigos cercanos
- Luego practicar conversaciones íntimas en citas sin presión
2. Reestructuración cognitiva
- Cuestionar creencias como “Ser vulnerable es ser débil“
- Identificar pensamientos automáticos de huida (“Si me enamoro, perderé mi libertad“)
3. Conexión corporal
- Ejercicios para reconocer señales físicas de miedo al compromiso (opresión en el pecho, ganas de huir)
- Técnicas de grounding cuando siente la necesidad de sabotear una relación
El experimento que lo cambió todo
Su terapeuta le asignó una tarea reveladora: mantener una relación durante 3 meses sin:
✔️ Cancelar citas por trabajo
✔️ Cambiar de tema cuando se hablara de sentimientos
✔️ Hacer comentarios autosaboteadores (“No sé qué haces conmigo“)
“Con Lucía, mi actual pareja, casi rompo en la semana 2 cuando me preguntó qué admiraba de ella. Quería salir corriendo, pero respiré y lo dije: ‘Tu capacidad para expresar lo que sientes‘”.
De Tarzán a arquitecto emocional
A seis meses de terapia:
✓ Sigue con Lucía, su relación más larga (5 meses y contando)
✓ Planeó un viaje juntos sin obsesionarse con itinerarios perfectos
✓ Permite que ella lo vea en momentos de vulnerabilidad (como cuando lloró al ver a su sobrino recién nacido)
“Todavía siento ganas de huir a veces, pero ahora reconozco que es miedo, no intuición. Y el miedo se puede enfrentar“, reflexiona.
Lecciones para otros Tarzanes emocionales
Carlos Andrés comparte lo aprendido:
- La independencia extrema es otra forma de dependencia (al miedo)
- Construir intimidad es una habilidad que se puede aprender
- El verdadero crecimiento ocurre fuera de la zona de confort
En SELIA recordamos que el Síndrome de Tarzán no es condena perpetua. Como descubrió Carlos Andrés: “Aprendí que balancearse entre lianas da adrenalina, pero descansar en tierra firme con alguien da paz”.
Si te identificas con esta historia, busca ayuda. La terapia puede enseñarte a disfrutar tanto de la autonomía como de la conexión profunda. Porque como escribió Carlos Andrés en su diario terapéutico: “Hoy elegí quedarme en vez de huir. Y el mundo no se acabó. Al contrario, comenzó algo nuevo“.