
Empatía selectiva: ¿por qué sentimos más por unos que por otros?
La empatía, entendida como la capacidad de ponernos en el lugar del otro, no siempre se distribuye de forma equitativa. Aunque todos podríamos creer que somos empáticos “con todos por igual”, la realidad es que nuestros sesgos emocionales suelen influir —consciente o inconscientemente— en a quién le prestamos nuestra sensibilidad.
La empatía selectiva es la tendencia a sentir más compasión o conexión emocional por algunas personas o grupos que por otros. Este patrón responde a múltiples factores: desde nuestras experiencias personales hasta prejuicios sociales interiorizados. No se trata de maldad, sino de una configuración emocional que la psicología social ha empezado a estudiar cada vez más.
“No es que no te importe lo que le pasa a los demás, es que te importa más cuando te identificas con ellos”. ¿Te suena familiar?
Una de las razones principales por las que sentimos más empatía por unas personas que por otras tiene que ver con la familiaridad. Solemos ser más empáticos con quienes se parecen a nosotros: en cultura, idioma, religión, clase social o incluso gustos.
Esto no necesariamente implica rechazo hacia quienes son distintos, pero sí una dificultad mayor para conectar emocionalmente con lo que no entendemos del todo. Y es ahí donde se vuelve importante cuestionar: ¿mi empatía está guiada por mi zona de confort?
¿Te gustaría profundizar en cómo se diferencia la empatía de otras emociones? Te recomendamos leer el artículo de SELIA: Empatía o simpatía: comprendiendo la diferencia esencial en las relaciones humanas
Los estereotipos sociales afectan directamente nuestra capacidad empática. Si crecimos escuchando discursos negativos sobre cierto grupo, es probable que nos cueste más trabajo conectar emocionalmente con sus problemas, incluso si somos personas sensibles.
Un ejemplo clásico es cómo reaccionamos ante noticias: solemos sentir más tristeza por tragedias que ocurren en nuestro entorno cercano que por catástrofes en lugares lejanos o de culturas distintas.
Esto no te hace una mala persona, pero sí plantea una pregunta clave: ¿cómo ampliar nuestra capacidad de empatía más allá de lo que ya conocemos?
[post_banner title=”¿Necesitas apoyo? Selia te ayuda” body=”Sana tus heridas con terapia online personalizada. ¡Agenda una consulta!” cta=”Comienza ahora” cta_url=”https://users.selia.co/sign-up/?utm_source=seo&utm_medium=blog&utm_content=maneja-el-estres”]
Curiosamente, la empatía aumenta cuando se nos cuenta una historia concreta en lugar de cifras o datos impersonales. Un solo rostro, un solo nombre, puede conmovernos más que miles de personas anónimas.
Esto se conoce como el efecto del individuo identificable: sentimos más por un caso con nombre propio que por un grupo generalizado. ¿Por qué? Porque así funciona nuestro cerebro emocional. Personalizamos el dolor, y con eso, lo volvemos real.
La empatía selectiva no solo se da a nivel social o cultural. También se manifiesta en nuestras relaciones cotidianas. ¿Alguna vez has minimizado el dolor de alguien cercano porque “ya ha pasado por eso muchas veces”? ¿O has sentido más compasión por un desconocido que por tu propia pareja o familiar?
La repetición, la rutina o el juicio moral pueden ir apagando nuestra empatía, incluso con las personas que más queremos. Por eso es fundamental mantenernos atentos a cómo reaccionamos ante el sufrimiento de los demás.
Está bien reconocerlo. Tener sesgos empáticos es parte de nuestra naturaleza humana. El problema no es sentir más por unos que por otros, sino no darnos cuenta de ello. El autoconocimiento emocional comienza por admitir nuestras limitaciones sin culpa, pero con deseo de crecer.
Si te interesa explorar tu sensibilidad y cómo esta influye en tus relaciones, te invitamos a realizar el test de autoestima de SELIA, una herramienta gratuita que te puede ayudar a identificar tu nivel de autoconfianza y tu capacidad para gestionar emociones.
Vivimos en un entorno mediático que muchas veces dirige nuestra empatía hacia ciertos temas o personas. Las redes sociales amplifican emociones, pero también las moldean. ¿A quiénes seguimos? ¿Qué historias nos conmueven más? ¿Por qué compartimos ciertos casos y otros no?
Reflexionar sobre esto nos permite ser más intencionales con nuestra sensibilidad, para que no sea solo una reacción automática, sino una herramienta consciente para construir vínculos más justos y humanos.

No se trata de sentir lo mismo por todo el mundo, pero sí de trabajar activamente para expandir nuestro círculo empático. Aquí algunas ideas:
La empatía amplia no es innata: se cultiva. Y ese cultivo empieza en nuestras conversaciones cotidianas.
A menudo pensamos en la empatía como un “don” que algunas personas tienen y otras no. Pero en realidad es más como un músculo: cuanto más la ejercitamos, más se fortalece.
Esto significa que todos podemos aprender a ser más empáticos, incluso con quienes nos cuesta. No para forzarnos a sentir algo que no nace espontáneamente, sino para construir una sociedad más consciente.
Y si estás en ese camino de reflexión, te recomendamos este artículo de SELIA con frases que pueden inspirarte: 47 frases de empatía que transformarán tus relaciones
Sí, y reconocerlo es sano. No podemos —ni debemos— empatizar con todo todo el tiempo. La sobrecarga emocional puede llevar al agotamiento empático, una forma de estrés que surge cuando sentimos demasiado por los demás sin espacio para cuidarnos a nosotros mismos.
Por eso, tan importante como ampliar nuestra empatía es saber ponerle límites. Practicar la compasión sin sacrificar nuestro bienestar es una habilidad clave en el mundo actual.
La falta de empatía tiene consecuencias reales. Desde el aislamiento de ciertas personas hasta decisiones políticas y sociales injustas. Cuando no sentimos por alguien, es más fácil ignorar su sufrimiento o incluso justificar su dolor.
“No me pasa a mí, entonces no me afecta” es una frase peligrosa. Porque la empatía no se trata de que nos haya pasado lo mismo, sino de reconocer que el otro también siente, aunque su realidad sea distinta.
La invitación no es a sentir igual por todos, sino a cuestionar a quién dejamos fuera, por qué, y qué podemos hacer para cambiarlo. Ampliar nuestra empatía es una forma de transformar el mundo desde lo cotidiano.
Y tú, ¿por qué causas te emocionas más? ¿A qué historias les prestas atención? ¿Qué tipo de sufrimiento te resulta más difícil de comprender?










Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.