Tabla de contenidos
- De empleador a enfermo: cuando el estrés se volvió físico
- El duelo del empresario: perder más que un negocio
- Terapia: de la quiebra al renacimiento
- La luz entre los hilos rotos
- Lecciones para otros empresarios en crisis
Diego Arias, un técnico en mecánica de 52 años en Bello, Antioquia, revisa por décima vez este mes los libros contables de su taller Textiles Don Diego. Las cifras no cambian: todo en rojo y deudas acumulándose. Lo que comenzó como un emprendimiento familiar hace 15 años, con apenas tres máquinas de coser en el garaje de su casa, se convirtió en un negocio que daba sustento a 30 familias.
Hoy, ese mismo sueño se desmorona llevándose consigo su salud, su patrimonio y hasta su autoestima. “Vendí el apartamento donde vivíamos con Susana, el carro que usábamos para entregas, hasta el anillo de matrimonio de mi abuelo. Nada fue suficiente”, confiesa con voz ronca en su primera sesión en SELIA.
De empleador a enfermo: cuando el estrés se volvió físico
Los síntomas aparecieron silenciosos pero implacables:
- Presión arterial que llegó a 180/120 en su peor crisis
- Dermatitis por estrés que le cubría las manos (las mismas que solían cortar patrones con precisión)
- Insomnio crónico, pasando noches enteras recalculando números que no cuadraban
“Lo peor fue despedir a Rosa, mi costurera más antigua. Lloró diciendo que cómo pagaría el tratamiento de su hijo discapacitado. Esa noche vomité de la culpa“, relata. Su esposa Susana, testigo de su deterioro, fue quien lo arrastró casi a la fuerza a terapia. “Te estás muriendo por salvar lo que quizás ya no se puede salvar“, le dijo.
El duelo del empresario: perder más que un negocio
En SELIA, el psicólogo especializado le ayudó a entender que no solo estaba perdiendo una empresa:
- Identidad: “¿Quién soy yo si no soy Don Diego del taller?“
- Estatus: De proveedor principal a dependiente de su esposa (quien retomó su trabajo de enfermera)
- Legado: El miedo a ser recordado como “el que quebró“
“Descubrí que había puesto todo mi valor como persona en el éxito del negocio. Cuando este empezó a caer, yo me derrumbé con él“, reconoce Diego.
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Comienza ahoraEl tratamiento se enfocó en tres fases clave:
1. Duelo empresarial
- Ritual simbólico de despedida del taller (fotos de logros pasados en un “libro memorial”)
- Ejercicio “Lo que queda“: Listar habilidades transferibles (gestión de equipos, conocimiento textil)
2. Reconexión corporal
- Yoga para aliviar la tensión muscular acumulada por años de estrés
- Masajes terapéuticos para las manos dañadas (volver a sentir su tacto sin dolor)
3. Reinvención profesional
- Brainstorming de microemprendimientos usando recursos existentes (las 5 máquinas que quedan)
- Asesoría para convertir su know-how en cursos para nuevos emprendedores textiles
La luz entre los hilos rotos
A cuatro meses de terapia, los cambios son palpables:
- ✔️ Acuerdo con el SENA para capacitar jóvenes en confecciones básicas
- ✔️ Proyecto de taller compartido con otros microempresarios (“Costureros Unidos”)
- ✔️ Primer contrato pequeño pero significativo: uniformes para un colegio del barrio
“Ya no seremos los de antes, pero quizá podamos ser algo distinto y mejor“, reflexiona Diego mientras ayuda a Rosa (a quien recontrató por horas) a probar un nuevo patrón.
Lecciones para otros empresarios en crisis
Diego comparte su aprendizaje:
- Pedir ayuda no es rendición, es estrategia de supervivencia
- Las habilidades blandas (liderazgo, ética laboral) son activos transferibles
- A veces toca tejer redes antes que telas
En SELIA recordamos que las crisis empresariales son también crisis existenciales. Como descubrió Diego: “El verdadero capital no estaba en mis máquinas, sino en lo que aprendí al perderlas“. Su historia prueba que incluso de los retazos puede surgir un nuevo diseño de vida.
*La historia ficticia retrata los cientos de casos de pacientes de SELIA, en la búsqueda de formar conciencia con compasión en la sociedad.