Tabla de contenidos
- Terapias no son solo para “locos” o personas en crisis
- Encontrar el terapeuta adecuado: un proceso de paciencia y autoconciencia
- Las terapias como inversión, no como gasto
- El silencio ya no es una opción: romper el estigma
- ¿Por qué todos deberíamos considerar las terapias?
En una sociedad donde el estrés, la ansiedad y las presiones del día a día son cada vez más intensas, cuidar de nuestra salud mental ya no es un lujo, sino una necesidad básica. Así lo entiende la actriz colombiana Juanita Molina, quien en un artículo de El Espectador defendió la terapia psicológica como un elemento esencial en la vida, al punto de considerarla “parte de la canasta familiar“.
Sus palabras resuenan con fuerza en un momento en el que, aunque se ha avanzado en la visibilización de la salud mental, aún persisten estigmas y resistencias alrededor de la idea de acudir a un profesional.
Juanita Molina, conocida por sus papeles en series como Betty la fea y Medusa, no solo habla desde su experiencia como actriz, sino como una persona que ha encontrado en la terapia un espacio de autoconocimiento y crecimiento. “Soy súper partidaria de hablar súper abierto de lo importante que es ir a terapia, lo importante de hablar, de que alguien te escuche“, afirmó.
Sus palabras reflejan una postura cada vez más común entre las nuevas generaciones, que han empezado a romper con el tabú de que solo se debe acudir al psicólogo cuando hay una crisis evidente.
Terapias no son solo para “locos” o personas en crisis
Uno de los mitos más persistentes alrededor de la terapia es que está reservada para quienes atraviesan problemas graves o sufren trastornos mentales diagnosticados. Sin embargo, como bien señala Molina, no es necesario estar al borde del colapso para buscar ayuda profesional. “No es necesario esperar a estar o sentirse mal o incómodo“, dijo la actriz, quien llegó a la terapia por curiosidad y un deseo de autodescubrimiento.
Esta visión coincide con lo que muchos psicólogos promueven: la terapia es una herramienta de autoconocimiento, no solo un remedio para el dolor emocional. Permite entender patrones de comportamiento, mejorar relaciones interpersonales, gestionar el estrés y desarrollar habilidades emocionales que muchas veces no aprendemos en otros espacios.
En un mundo donde la exigencia laboral, las redes sociales y las dinámicas sociales pueden ser abrumadoras, contar con un espacio seguro para reflexionar y procesar emociones es invaluable.
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Comienza ahoraEncontrar el terapeuta adecuado: un proceso de paciencia y autoconciencia
Juanita Molina también compartió que le tomó tiempo encontrar al profesional con el que finalmente conectó. “Me tomó mucho tiempo dar con el terapeuta, que ha sido mi terapeuta en los últimos dos años… como que sentía que quería ir más abajo“, relató.
Esta experiencia es común: no todos los psicólogos o enfoques terapéuticos funcionan para todas las personas, y parte del proceso es probar hasta dar con alguien que realmente entienda nuestras necesidades.
El vínculo entre terapeuta y paciente es fundamental. Un buen profesional no solo escucha, sino que ofrece herramientas prácticas para manejar emociones, resolver conflictos y construir una vida más equilibrada. Para Molina, este acompañamiento ha sido clave en su desarrollo personal y profesional, especialmente en una industria tan demandante como la actuación, donde la presión y la exposición pública pueden afectar la salud mental.
Las terapias como inversión, no como gasto
Cuando la actriz menciona que la terapia es “parte de su canasta familiar“, está normalizando algo que debería ser obvio: la salud mental es tan importante como la física, y por lo tanto, merece la misma atención y recursos. Muchas personas aún ven la terapia como un gasto prescindible, algo a lo que recurrir solo en emergencias. Pero, ¿acaso no vamos al médico para chequeos preventivos? ¿O al dentista aunque no nos duela una muela?
Invertir en terapia es invertir en calidad de vida. Un espacio semanal o quincenal de reflexión puede prevenir crisis emocionales, mejorar la toma de decisiones y fortalecer la autoestima. En el largo plazo, esto se traduce en mejores relaciones, mayor productividad y, sobre todo, una existencia más plena.
El silencio ya no es una opción: romper el estigma
Aunque Juanita Molina prefiere mantener su vida privada fuera de los reflectores, su decisión de hablar abiertamente sobre terapia contribuye a normalizar un tema que durante mucho tiempo fue tratado con secreto o vergüenza. Cada vez más figuras públicas —desde actores como Michel Brown y Juan Pablo Raba, quienes han compartido sus propias experiencias con la terapia, hasta deportistas y cantantes— están ayudando a cambiar la percepción social.
El mensaje es claro: buscar ayuda psicológica no es signo de debilidad, sino de inteligencia emocional. En un mundo donde el agotamiento mental y el burnout son epidemias silenciosas, reconocer que necesitamos apoyo es un acto de valentía.
¿Por qué todos deberíamos considerar las terapias?
Las palabras de Juanita Molina resumen una verdad que la ciencia respalda: la terapia no es un privilegio, sino un derecho y una necesidad. Ya sea para manejar el estrés laboral, superar duelos, mejorar relaciones o simplemente entenderse mejor a uno mismo, contar con el acompañamiento de un profesional puede marcar la diferencia entre sobrevivir y vivir bien.
Si algo nos enseña su testimonio es que no hay que esperar a tocar fondo para pedir ayuda. La salud mental debe ser una prioridad, no un último recurso. Y quizás, como ella propone, es hora de que empecemos a incluir la terapia en nuestra “canasta familiar” de bienestar, junto con la comida, el techo y la educación. Porque, al final, una mente sana es la base para todo lo demás.
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