El trastorno paranoide: cuando la desconfianza se convierte en tragedia

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La mañana del 4 de junio de 2025, la localidad de Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, fue sacudida por un hecho atroz: un camionero asesinó a su esposa y a sus dos hijos menores. El crimen conmocionó al país no solo por su brutalidad, sino porque, según se reveló en Infobae, el autor estaba bajo tratamiento psiquiátrico y había sido diagnosticado con un trastorno paranoide.

Este caso ha reabierto el debate sobre la salud mental, la detección temprana y los riesgos que conllevan ciertos trastornos cuando no se tratan adecuadamente o no se realiza un seguimiento efectivo.

El trastorno paranoide de la personalidad (TPP) es una condición poco comprendida por el público general, pero que puede tener consecuencias devastadoras cuando evoluciona sin contención terapéutica. A través de este artículo, exploraremos en profundidad en qué consiste este trastorno, cuáles son sus manifestaciones, su impacto en la vida cotidiana y por qué es fundamental no minimizar los signos de alarma.

¿Qué es el trastorno paranoide de la personalidad?

A diferencia de la paranoia que puede aparecer en trastornos psicóticos como la esquizofrenia, el TPP no suele implicar delirios o alucinaciones, sino una visión distorsionada pero coherente de la realidad, basada en la sospecha constante. Quienes lo padecen se muestran fríos, rígidos, hipervigilantes y propensos a guardar rencor por largo tiempo.

Características clínicas del TPP

Entre los principales rasgos del trastorno paranoide se encuentran:

  • Sospecha injustificada de que otros intentan explotar, dañar o engañar.
  • Preocupación excesiva por la lealtad o confiabilidad de amigos o colegas.
  • Renuencia a confiar en otros por miedo a que la información se use en su contra.
  • Lectura maliciosa de comentarios o actos inocentes.
  • Tendencia a percibir ataques personales donde no los hay, reaccionando con ira o contraataque.
  • Sospechas recurrentes, sin justificación, sobre la fidelidad de la pareja.

Estas características suelen aparecer en la adultez temprana y mantenerse de forma crónica. A menudo, los pacientes no reconocen que su forma de pensar es disfuncional, lo que dificulta el acceso voluntario a tratamiento.

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El caso de Tres Arroyos: un desenlace trágico

Según informó Infobae, el camionero había sido diagnosticado con un cuadro psiquiátrico que incluía paranoia. En el día del crimen, pasó a buscar a sus hijos por la escuela, los llevó a su casa y los asesinó, al igual que a su esposa. Luego intentó quitarse la vida, pero fue internado con vida. Las autoridades confirmaron que estaba bajo tratamiento, aunque aún se investiga si cumplía con el mismo o si había mostrado señales de agravamiento.

Este hecho expone la importancia de los controles periódicos y del abordaje interdisciplinario en casos de trastornos mentales severos. Si bien la mayoría de las personas con TPP no son violentas, cuando se suman factores como aislamiento, descompensación emocional, consumo de sustancias o discontinuidad en la medicación, los riesgos se potencian.

La visión del otro como amenaza

La mente paranoide está atrapada en una interpretación constante del entorno como hostil. La desconfianza no se limita a personas ajenas: puede incluir a familiares, amigos y parejas. Esto genera una atmósfera de tensión permanente, donde cualquier gesto es visto como una provocación o un intento de control.

En este contexto, es comprensible que las personas con TPP se aíslen o adopten una actitud hipervigilante. El problema surge cuando esta percepción se intensifica y comienza a justificar actos de agresión “defensiva”. Para quien vive bajo la idea de que todos conspiran en su contra, atacar primero puede parecer la única forma de sobrevivir.

Impacto en la vida familiar y social

El trastorno paranoide desgasta los vínculos. Las discusiones constantes, la imposibilidad de confiar, los celos patológicos y la imposición de control sobre la pareja o los hijos suelen generar un ambiente familiar asfixiante. Muchas veces, las personas del entorno terminan alejándose o rompiendo la relación, lo cual puede reforzar la idea paranoide de que estaban en contra del paciente.

En el trabajo, el TPP también genera dificultades. La interpretación errónea de comentarios, la tendencia a guardar rencor o la sospecha constante pueden convertir al paciente en alguien conflictivo o aislado, lo que puede derivar en despidos o problemas laborales.

Tratamiento y abordaje terapéutico

El tratamiento del TPP suele incluir psicoterapia, preferentemente de orientación cognitivo-conductual, enfocada en cuestionar los pensamientos disfuncionales y promover habilidades sociales. Sin embargo, lograr que la persona acceda a terapia puede ser un desafío, ya que muchas veces niega tener un problema.

En algunos casos, se recurre a medicación psicofármacologica para tratar síntomas asociados como la ansiedad, la irritabilidad o los episodios de agresividad. Es fundamental que el tratamiento sea supervisado por profesionales y que se realicen seguimientos periódicos, especialmente si hay antecedentes de violencia o riesgo para terceros.

El entorno familiar también debe recibir orientación. Comprender la naturaleza del TPP, aprender a poner límites sin escalar los conflictos y saber cuándo pedir ayuda profesional puede marcar la diferencia.

Casos como el de Tres Arroyos suelen disparar reacciones de miedo, estigmatización y rechazo hacia las personas con trastornos mentales. Es importante subrayar que no todas las personas con TPP son violentas, ni todos los actos de violencia responden a una condición psiquiátrica. La patologización del crimen no debe reemplazar el análisis de otros factores, como el acceso a tratamiento, la contención social o las fallas institucionales.

La prevención de este tipo de tragedias requiere un enfoque integral: detección temprana, seguimiento clínico adecuado, educación del entorno y sistemas de alerta que permitan intervenir antes de que sea demasiado tarde. También es necesario promover una conversación pública informada y empática sobre salud mental, que permita visibilizar sin estigmatizar.

Comprender para prevenir

El trastorno paranoide de la personalidad es una condición compleja, que requiere una mirada profesional, paciente y responsable. No se trata de justificar actos de violencia, sino de comprender los mecanismos que pueden llevar a una persona a interpretar el mundo como una amenaza constante.

El caso del camionero en Tres Arroyos es un recordatorio doloroso de lo que puede ocurrir cuando se combinan un trastorno grave, una red de apoyo insuficiente y la falta de seguimiento terapéutico. Desde SELIA, creemos que la prevención y la educación en salud mental deben ser pilares fundamentales de toda sociedad que aspire a cuidar la vida y el bienestar emocional de sus miembros.

Comprender no es excusar, pero sí es el primer paso para actuar con conciencia, responsabilidad y humanidad.