Tabla de contenidos
- Un escape emocional saludable
- Fomento de la conexión social
- Estimulación cognitiva y emocional
- Un ritual que aporta estructura
- Generador de esperanza y optimismo
- Catarsis emocional
- Identidad y orgullo nacional
- Precaución: equilibrar pasión con salud
- Una oportunidad para disfrutar y conectar
El fútbol no es solo un deporte; es pasión, identidad y un punto de encuentro emocional para millones de personas. En Colombia, esta afirmación cobra una dimensión especial, sobre todo en momentos clave como los que se viven en junio de 2025. La selección Colombia se enfrentará a Perú el viernes 6 en Barranquilla y a Argentina el martes 10, en el marco de las Eliminatorias al Mundial.
Más allá del resultado, estos encuentros ofrecen una oportunidad única para observar los beneficios que tiene el ver fútbol en la salud mental.
A menudo, los efectos negativos del fútbol en la salud, como el estrés o la frustración por un mal resultado, captan la atención mediática. Sin embargo, un número creciente de investigaciones y expertos en salud mental está comenzando a resaltar lo contrario: ver un partido también puede ser terapéutico.
Ver un partido de fútbol ofrece una válvula de escape para el estrés acumulado del día a día. Sumergirse en los 90 minutos de un juego puede generar una especie de desconexión mental que alivia tensiones, permite enfocarse en el presente y reduce la rumiación mental, ese hábito de pensar de manera constante en las preocupaciones.
Además, el fútbol despierta emociones intensas, lo cual tiene un valor terapéutico. Sentir alegría, tristeza, euforia o ansiedad en un contexto controlado ayuda a liberar y canalizar emociones reprimidas. Experimentar emociones en grupo, aunque provengan de algo tan trivial como un partido, fortalece la inteligencia emocional y el sentido de pertenencia.
Fomento de la conexión social
Uno de los efectos más potentes del fútbol es su capacidad para unir a las personas. Ver los partidos de la selección Colombia en compañía, ya sea con amigos, familiares o incluso desconocidos en un bar o en el estadio, genera una experiencia compartida que refuerza los lazos sociales.
Este sentido de comunidad es vital para la salud mental. Sentirse parte de un grupo disminuye los niveles de soledad y depresión, y aumenta la autoestima. En palabras de un aficionado: “no conozco a nadie en el estadio, pero cuando canta el himno y todos gritan gol, me siento rodeado de familia”. Estas experiencias compartidas tienen un efecto profundamente positivo.
Estimulación cognitiva y emocional
Seguir un partido requiere atención, análisis, memoria y toma de decisiones, aunque sea desde la tribuna o el sillón. Identificar estrategias, criticar decisiones técnicas o recordar partidos anteriores mantiene activa la mente.
Además, el fútbol genera una variedad de emociones en un corto periodo. Esta diversidad emocional ayuda a fortalecer la resiliencia psicológica, ya que enseña a adaptarse rápidamente a cambios inesperados, como un gol en contra o una decisión arbitral polémica.
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Comienza ahoraUn ritual que aporta estructura
Tener un evento fijo en el calendario, como los partidos del 6 y el 10 de junio, da estructura a la semana. Este tipo de rituales, aunque sean deportivos, ofrecen un anclaje emocional importante. Saber que ese día se verá el partido con ciertos amigos, en cierto lugar y con cierta comida, reduce la incertidumbre del día a día y aporta una sensación de estabilidad.
Estos rituales también pueden convertirse en momentos de autocuidado. Preparar el espacio, vestir la camiseta de la selección, desconectar el teléfono y disfrutar del partido puede ser una forma de dar prioridad al placer y al descanso.
Generador de esperanza y optimismo
Cuando una selección nacional juega, el país entero se conecta con una narrativa común de esperanza. Incluso las personas que no suelen seguir fútbol se involucran emocionalmente. Esta expectativa compartida tiene un valor simbólico muy alto.
El optimismo colectivo que genera un partido fortalece el estado de ánimo general. Como señalan diversos estudios, las emociones positivas compartidas tienen un efecto amplificador sobre el bienestar personal. El solo hecho de tener esperanza en un buen resultado estimula el sistema de recompensa del cerebro.
Catarsis emocional
El fútbol ofrece un canal para liberar tensiones acumuladas. Gritar un gol, protestar una falta o celebrar una victoria permite expresar emociones que muchas veces se reprimen en el contexto laboral o familiar. Esta catarsis emocional no solo es normal, sino saludable, siempre que se mantenga dentro de los límites del respeto y la no violencia.
Las personas que se permiten vivir intensamente estos momentos suelen reportar un estado de alivio posterior. Como si tras el éxtasis del partido, el cuerpo y la mente pudieran resetearse y comenzar de nuevo.
Identidad y orgullo nacional
En un país como Colombia, la selección representa mucho más que un equipo de fútbol. Es un símbolo de unidad, resistencia y talento. Ver a los jugadores vestir los colores de la bandera genera orgullo, refuerza la identidad y conecta emocionalmente con las raíces.
Esta identificación fortalece el sentido de pertenencia y autoestima colectiva. Y aunque no resuelva los problemas sociales del país, ofrece una pausa emocional, una oportunidad de mirar con esperanza hacia lo que nos une.
Precaución: equilibrar pasión con salud
Aunque ver fútbol tiene múltiples beneficios para la salud mental, es importante mantener el equilibrio. Cuando la pasión se convierte en obsesión o el resultado del partido afecta de forma intensa el estado emocional o las relaciones, conviene revisar el vínculo con el deporte.
Algunas recomendaciones para disfrutar los partidos de forma saludable incluyen:
- No aislarse. Compartir la experiencia mejora su impacto emocional.
- No usar el alcohol como regulador emocional.
- Cuidar el lenguaje y la expresión emocional para no fomentar violencia.
- Recordar que el deporte es impredecible: perder también es parte del juego.
Una oportunidad para disfrutar y conectar
El partido Colombia vs. Perú en Barranquilla y el Colombia vs. Argentina son mucho más que 90 minutos de fútbol. Son oportunidades para liberar emociones, compartir alegrías, reforzar vínculos sociales y mejorar la salud mental. En una época marcada por el estrés, la incertidumbre y el aislamiento, el fútbol se presenta como un lenguaje universal de conexión y esperanza.
Desde SELIA, celebramos la capacidad del deporte para generar bienestar emocional. Ver un partido de fútbol no solo es entretenimiento: es una experiencia psicológicamente nutritiva, que bien aprovechada, puede ser parte de una vida más plena y conectada.