
¿Basta con 17 segundos para cambiar tu vida? El mito de atraer riqueza con la mente
La manifestación, como práctica autodeclarada, se basa en la llamada ley de la atracción: “lo semejante atrae a lo semejante”. Según esta creencia, visualizar una imagen mental o repetir afirmaciones positivas durante 17 segundos —o en combinaciones como el modelo 369 (escribir tres veces la intención, seis el deseo detallado, nueve el resultado final)— puede “alinearte” con esa realidad deseada. El ritual se acompaña de términos energéticos: enviar “vibras” al universo, mantener una alta frecuencia emocional o realizar “cheques ficticios” representando lo que se quiere atraer.
¿Te resulta familiar? Es justamente esta promesa de que “lo que piensas, llega” la que lo vuelve atractivo en un mundo acelerado. Pero, ¿funciona de verdad?

Expertos consultados por El País, como Lucas Dixon y Susan Blackmore, coinciden en que no hay pruebas de que pensar durante 17 segundos pueda materializar resultados por medios psíquicos. Blackmore subraya que no existe evidencia científica para la manifestación tal como se describe en redes—no es magia, ni una ley cuántica. Lo que sí promueve es incertidumbre, ansiedad, culpa o creencias irracionales.
Un estudio mencionado por Blackmore, sobre personas que se consideran “afortunadas”, encontró que no tenían poderes paranormales: simplemente estaban más atentas a las oportunidades cuando surgían. Eso no es manifestación, es presencia consciente.
El peligro radica en creer que solo pensar es suficiente, lo cual puede inducir a la pasividad, a asumir que todo ocurre por el mero hecho de imaginarlo. En la vida real, los cambios reales demandan reflexión, planificación y acción concreta.
Entonces, si la manifestación no es el camino, ¿qué sí tiene respaldo? El artículo apunta a metodologías probadas:
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El artículo advierte que la manifestación, si no se maneja con cuidado, puede agravar la ansiedad—especialmente en personas vulnerables que sienten que todo depende de su actitud. La creencia extrema en el “pensamiento positivo” puede generar una presión insana, autoexigencia y al final, mayores sentimientos de fracaso si la vida no se alinea con los deseos.
Imaginar un resultado positivo puede hacerte sentir motivado momentáneamente, pero también engañar al cerebro haciéndole creer que ya alcanzaste esa meta—lo que podría disminuir tu impulso para actuar.
Por eso es importante no confundir deseo con logro, ni visualización con camino recorrido.
No. Lo que sí funciona es formular lo que quieres y combinarlo con objetivos claros, planificación cuidadosa y esfuerzo sostenido. Ser consciente de tus deseos puede ayudarte a definir un plan estratégico, pero no reemplaza el trabajo que eso requiere.
Imaginar, sí. Creer, sí. Pero también actuar: esa es la fórmula real de cambio.
Pensar en positivo puede aliviar, motivar y aclarar tus sueños. Si sientes que tus pensamientos te abruman, que quieres un cambio pero te falta guía, recuerda que hay ayuda profesional.
Si prefieres un proceso estructurado y paso a paso, explora los programas de SELIA, diseñados para fortalecer tu autoconfianza, gestionar la ansiedad y pasar de la visualización a la acción sostenida.
No. Ese mensaje es un gancho viral, pero no una estrategia efectiva. Lo positivo funciona solo cuando hay detrás un amar tangible a tus proyectos, una voluntad real de construir paso a paso y una mirada consciente frente a los deseos y los obstáculos.










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