En vísperas de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo, el actor Juan Pablo Raba y la periodista Tatiana Franko lanzaron el capítulo ‘Los hombres son parte del problema, pero también de la solución‘, como un espacio compartido entre los pódcast Los Hombres Sí Lloran y Vos Podés.
En esta ocasión, el actor habló de cómo ha sido su relación con las mujeres durante su vida, partiendo desde su crianza al lado de su madrastra y llegando hasta cómo es ahora su vínculo con sus exnovias. “Con mi mamá no vivimos juntos desde que yo tenía 10 años. Hay una distancia. Por eso siempre me crié con la idea de que las relaciones congénitas o de sangre, no“, comentó.
Sobre eso, el actor sostuvo que para que las personas puedan ser familia no se requiere de un vínculo sanguíneo, sino de dos cosas: “compartir la alegría y el dolor“.
Sin embargo, Juan Pablo Raba afirmó que su madre lo inspira mucho, pues a sus 76 años ha escrito tres libros y trabaja como restauradora de arte en iglesias por todo Colombia que se “encarama en andamios de 20 metros“.
Esta relación ha hecho que el actor haya pasado mucho tiempo de su vida luchando por la aceptación de la madre que tiene, por entender que esa figura materna no debe ser “como te la pintan“.
Una relación complicada con las madres
A su vez, Tatiana recordó que su vínculo con su madre también tuvo cierta complejidad: “ella era una niña de 15 años, jugando a las muñecas. Hace muchos años culpé muchos de sus comportamientos porque cuando yo era una adolescente, pues yo veía una amiga“.
A partir de ese recuerdo fue que Tatiana pudo entender que su madre no contaba con muchas herramientas para su crianza, algo que comprendió gracias a la terapia por la que está avanzando. “Yo pensaba que ir a eso significaba ser una desocupada. Qué errada estaba“, confesó.
Al visitar a la terapeuta confesó que sintió temor, “encontrarme con una mujer que comienza a hacer un montón de preguntas y que comienza a entrar a terrenos que uno no quiere entrar… Ella comenzó a darse cuenta que era un tema personal de mi infancia“, y agrega que su madre es quien la ayuda a entender cómo se relaciona ahora con el mundo por episodios que vivió cuando era niña.
¿Por qué decidió ir a terapia?
Juan Pablo Raba cuestionó a Tatiana Franko de por qué no buscó otro tipo de ayuda como ir a hacer ejercicio en bicicleta, artes marciales o caminar. A lo que ella respondió que fue por las historias llenas de violencia o situaciones difíciles que exponen en el pódcast de Vos Podés. “Yo las escucho y digo, pude ser yo, mi mamá, mi prima, mi tía…“, afirmó con voz cortante.
“Empecé a escuchar esas historias y a soñar con esas historias. Tenía pesadillas“, por lo que la periodista acudió a expertos para buscar herramientas que le ayuden a gestionar las emociones que le genera los casos de las mujeres a quienes entrevista.
Ya en las sesiones con la terapeuta, Tatiana pudo descubrir el término “invisibilizar“, el cual fue determinante para establecer cómo fue la relación con su madre en la crianza: “Pasé toda mi infancia queriéndome hacer notar. Yo era la más bullosa del salón, pero desesperante“.
Bajo ese concepto de “invisibilizar”, Juan Pablo Raba compartió que siempre intenta usar unas palabras de reconocimiento cuando va a entablar una conversación con alguien, diciéndole: “Te veo, te oigo, te siento, tú vales y eres suficiente“.
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“Llegué a unos niveles de depresión muy profundos”
Tatiana recordó que llegó un momento en que sintió que estaba cumpliendo todos sus sueños, pues trabajaba con Jota Mario Valencia en ‘Muy buenos días’ y sostenía una relación a la cual dedicaba mucha energía. Sin embargo, la vida le dio ‘un giro’ cuando el programa de RCN se acabó y por esos mismos días terminó con su pareja.
“Me debilitó de una manera que me hizo desconocer. Esa desconfiguración se llama depresión. Estaba en mi casa, en ese encierro, sola, endeudada hasta el cuello, sin trabajo, sin un peso, casi sin comida, debiendo el arriendo… llegué a unos niveles de depresión tan profundos. Perdí la noción del tiempo y el espacio“.
De ahí regresó a Cali, donde tomó fuerza la frase “Vos podés” y, con el apoyo de un montón de mujeres que la impulsaron, sacó adelante el proyecto que ahora la caracteriza.
Los papás y una invitación a terapia conjunta
En el pódcast, más adelante, Juan Pablo Raba recordó cuando asistió a una sesión de terapia junto a su padre y cómo lo llenó de preguntas sobre su crianza: “Al final, me mira y me dice (tomando aliento), yo hice lo mejor que pude” y confesó que espera llegar a ese momento en el que pueda decirle que está en paz y “quiero decirle que gracias, que no estoy de acuerdo con todo lo que ha pasado, pero es lo que ha pasado“.
Los Hombres Sí Lloran, un pódcast con historia femenina
Tras confesar cómo ha sido su historia con su padre, el actor bogotano reveló cómo nació el pódcast Los Hombres Sí Lloran, pues fue su hija quien lo llevó a cuestionar los conceptos masculinos con los que había crecido y ese lado femenino que lleva dentro.
Es en este camino que su esposa, Mónica Fonseca, lo invitó a abrir un espacio para que los hombres cuenten sus luchas internas, a lo que él contestó incrédulo que quizás podría ser una serie, pero no una sesión de entrevistas.
El paso a seguir fue comenzar a romper con el esquema de conversaciones que tenía con otros hombres: decidió mostrar sus debilidades y, en medio del saludo con cada uno, confesar que estaba pasando por una crisis: “a partir de eso ellos comienzan a permitirse mostrarse vulnerables“.
Así nació Los Hombres Sí Lloran, un espacio en el que llegaron invitados que creían que vivían situaciones únicas, pero que resultaron ser problemas parecidos a los de los demás. “Porque los miedos y las angustias son muy parecidas. Porque todos somos vulnerables“, expresó el actor.
“Empezamos a construir con lo que papá nos trajo, con lo que mamá nos dio, con lo que vamos viendo del mundo y todo eso para qué, para no sufrir. Nadie quiere sufrir. Y comenzamos a echarnos cosas encima como: ‘soy simpático’, ‘soy super feliz’, ‘soy una nota‘”, y cuando se llega a la mediana edad del hombre, según cuenta Juan Pablo Raba, se confronta todo eso y llegan dudas y preocupaciones sobre el futuro.
La mujer, cosificada socialmente
Tatiana cuestionó a su compañero de set sobre el papel de la mujer y si considera que están siendo “cosificadas” socialmente, lo que llevó a Juan Pablo a aclarar que se debe hacer un trabajo en el presente para abordar lo del pasado y liberar lo del futuro. “Es cuántico, si eres capaz de destrabar esto acá, le quitas el peso atrás también y por ende se lo estás quitando a tu hijo, el futuro. Por eso es importante ese momento en el que defines ‘Y yo qué soy, qué me define’“.
Según el famoso actor de series y películas, es allí donde se puede despojar de todo lo que se ha sido para confrontar la crianza de sus padres y decir: “eso no soy yo”.
Los hombres deben ser parte de la solución
En otro momento, Tatiana y Juan Pablo se preguntaron por cómo pueden ayudar a las personas a sanar, como quienes han pasado como invitados en sus podcasts.
La conclusión es que se debe derrumbar mitos para poder ser una mejor sociedad: “Los hombres somos gran parte del problema, pero también somos gran parte la solución; en cómo nos hablamos entre nosotros, en cómo criamos a nuestros hijos, cómo hablamos… nos referimos también de lo femenino“.
Bajo ese contexto, el actor afirmó que se debe levantar la mano para hacer entender que un hombre está refiriéndose de forma irrespetuosa sobre una mujer, como imágenes que se pueden enviar en grupos de Whatsapp.
Así mismo, Juan Pablo se refirió a aquella “deuda histórica” con la mujer, pero señaló que los hombres tienen una carga distinta, sin comparar, porque socialmente se les pide que deben conseguir las cosas sin quejarse, hablar, llorar o mostrar debilidad. Un mito que se debe romper, así como el de las mujeres no pueden hacerse cargo de una tarea porque pueden ser “muy sensibles“.
Para el cierre, los dos participantes se dieron un fuerte y sentido abrazo e hicieron una invitación a hablar, escucharnos y reconocernos mucho más allá de aparatos tecnológicos y sin prisas. “Uno no va al terapeuta para que le arregle la vida, sino para que haga las preguntas correctas…”, y concluyeron: “Hay que hablar, eso cambia todo“.
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