Cómo mi nueva jefe me robó la salud y la paz

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Nahid, una profesional de 36 años originaria de Villavicencio, había construido durante siete años una carrera ejemplar en la empresa de servicios públicos donde trabajaba en Bogotá. Como analista de control interno, dominaba cada procedimiento y había ganado el respeto de sus colegas. Todo cambió cuando Amanda, la nueva jefe, llegó con una consigna clara: “Transformar el área“. Lo que comenzó como diferencias profesionales pronto se convirtió en una guerra silenciosa que Nahid estaba perdiendo… con su propia salud.

El patrón tóxico: entre la explosión y el silencio

Los enfrentamientos con Amanda seguían un ciclo destructivo:

  • Días de fuego: Discusiones interminables sobre procesos que Nahid conocía mejor
  • Días de hielo: Tratamiento de silencio que podía durar semanas
  • Efecto dominó: Llegaba a casa con migrañas incapacitantes y gritaba por cosas mínimas

Mi hijo de 8 años empezó a preguntarme ‘Mamá, por qué siempre estás enojada?’. Esa pregunta me destrozó“, confiesa Nahid en su primera sesión en SELIA.

El cuerpo grita lo que la boca calla

Los síntomas físicos aparecieron gradualmente pero implacables:

  • Contracturas cervicales que la tenían en fisioterapia dos veces por semana
  • Insomnio recurrente, despertando a las 3 a.m. repasando conversaciones con Amanda
  • Pérdida de 12 kilos en cuatro meses (“El estrés me quitaba el hambre“)

El día que colapsé llorando en el baño de la oficina porque Amanda me corrigió un informe frente a todo el equipo, supe que necesitaba ayuda“, relata. Su médico le dio el diagnóstico: síndrome de estrés laboral crónico con somatización.

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En SELIA, el psicólogo experto diseñó un plan en tres fases:

1. Autodefensa emocional

  • Técnica del “escudo visual” (imaginar un campo protector antes de reuniones con Amanda)
  • Respiración cuadrada (4-7-8) antes de responder a correos agresivos

2. Reconstrucción de fronteras

  • Lista de “derechos laborales no negociables” (pausas para comer, horario estricto de salida)
  • Cambio físico en su escritorio (plantas, fotos familiares) para recordar su identidad más allá del trabajo

3. Reconexión familiar

  • Horario sagrado” de 6 a 8 p.m. sin revisar el celular laboral
  • Terapia de pareja para reparar los daños del estrés en su matrimonio

La transformación: de víctima a negociadora

A tres meses de terapia, los cambios son notorios:

  • ✔️ Aprendió a documentar cada instrucción de Amanda por escrito
  • ✔️ Creó una alianza con RRHH para mediar en los conflictos
  • ✔️ Recuperó los domingos como día sagrado para su familia

La gota que derramó el vaso fue cuando mi esposo me dijo ‘Prefiero que renuncies a verte morir poco a poco’. Ahora entiendo que ningún trabajo vale mi salud“, reflexiona.

Lecciones para otros profesionales atrapados

Nahid comparte lo aprendido:

  1. El síndrome del trabajador quemado comienza con pequeñas molestias físicas
  2. Los jefes tóxicos ganan poder cuando perdemos perspectiva
  3. Establecer límites no es insubordinación, es autopreservación


*La historia ficticia retrata los cientos de casos de pacientes de SELIA, en la búsqueda de formar conciencia con compasión en la sociedad.