
Gastritis eritematosa antral
La gastritis eritematosa antral es una de las consultas más comunes en gastroenterología. Se trata de una inflamación localizada en el antro del estómago, que puede generar ardor, dolor abdominal, reflujo, náuseas y digestiones pesadas. Aunque suele asociarse a la alimentación o a la infección por Helicobacter pylori, cada vez más estudios subrayan el papel del estrés y la ansiedad como factores que la desencadenan o agravan.
En una sociedad acelerada, donde la productividad parece pesar más que el descanso, no sorprende que el estómago se haya convertido en uno de los órganos que más refleja las tensiones emocionales. ¿Alguna vez sentiste “un nudo en la boca del estómago” antes de un examen o una reunión importante? Ese mismo mecanismo, cuando se prolonga en el tiempo, puede erosionar la mucosa y abrir la puerta a problemas gástricos.
El antro es la parte baja del estómago, cercana al intestino delgado. Cuando su mucosa se inflama, se enrojece y se vuelve más sensible, hablamos de gastritis eritematosa antral. Sus síntomas incluyen:
El diagnóstico se confirma mediante endoscopia, y el tratamiento depende de la causa: erradicación de bacterias, ajustes en la dieta, reducción del consumo de irritantes (alcohol, café, picantes) y, en algunos casos, fármacos para controlar la acidez.
Pero más allá de lo físico, hay que prestar atención a un componente menos visible: la influencia de las emociones.
El estómago y el cerebro mantienen una comunicación permanente a través del llamado eje intestino-cerebro. El estrés activa al sistema nervioso simpático, liberando cortisol y adrenalina, hormonas que alteran la secreción gástrica, aumentan la acidez y disminuyen la capacidad protectora de la mucosa.
Así, una persona que vive bajo presión constante puede ver cómo sus síntomas digestivos se intensifican. La ansiedad no solo “se siente en la cabeza”: también se manifiesta como acidez, dolor abdominal y malestar digestivo.
Como explica la psicología clínica, se trata de un círculo vicioso: la ansiedad incrementa los síntomas gástricos, y esos síntomas generan más ansiedad. Sin un abordaje integral, la persona puede quedar atrapada entre dos fuegos: el físico y el emocional.
Curiosamente, muchas personas que sufren de gastritis también tienden a ser autoexigentes, a cargar con culpas o a experimentar vergüenza por no “poder con todo”. Estas emociones no son menores: la somatización es una de las formas más comunes en que el cuerpo traduce lo que la mente no logra procesar.
Por eso, hablar de gastritis implica también hablar de salud mental. Reconocer que el cuerpo nos está gritando lo que callamos puede ser el primer paso hacia la recuperación.
Si notas que tu gastritis empeora en momentos de tensión emocional, lo más recomendable es buscar apoyo terapéutico. Hablar de lo que duele por dentro puede reducir el impacto que luego se refleja en el estómago.
Explorar acompañamiento profesional con terapeutas y psicólogos online de SELIA puede marcar la diferencia.
Existen programas especializados que trabajan la relación entre cuerpo y mente. Estos incluyen técnicas de relajación, educación emocional y estrategias para manejar la ansiedad crónica. Los programas de salud mental de SELIA ofrecen recursos prácticos para que la recuperación sea sostenible y no se limite a un alivio temporal.
Un ejemplo frecuente es el siguiente:
Ese ciclo puede mantenerse durante meses, afectando no solo al estómago, sino también al ánimo, las relaciones y la calidad de vida. La buena noticia es que romperlo es posible si se trabaja desde ambos frentes.
La gastritis eritematosa antral no debe ser vista solo como un problema digestivo. Es, en muchos casos, una llamada de atención del cuerpo para revisar el modo en que estamos gestionando las emociones.
No se trata de culpar al paciente: nadie elige sentir estrés o ansiedad. Pero sí podemos aprender a reconocer que el estómago es sensible a nuestra vida emocional, y que cuidarlo implica escuchar lo que tenemos dentro.
¿De qué sirve tomar un medicamento si seguimos cargando con tensiones internas sin resolver? ¿Cómo puede sanar el estómago si no aprendemos a aliviar la mente?
El desafío está en recuperar la autenticidad y el equilibrio: comer mejor, sí, pero también descansar, hablar de lo que duele, pedir ayuda cuando la necesitamos.
La gastritis es un ejemplo vivo de cómo lo físico y lo emocional están entrelazados. No se cura únicamente con una dieta adecuada o con fármacos: requiere un enfoque que contemple la alimentación, la gestión del estrés y la salud mental.
Recordemos que no somos máquinas fragmentadas. Somos seres integrales. Y cada dolor, cada ardor en el estómago, puede estar diciéndonos que también necesitamos sanar por dentro.
1. ¿El estrés puede causar gastritis?
Sí. El estrés prolongado altera la producción de ácido gástrico y debilita la mucosa, favoreciendo la aparición o el empeoramiento de gastritis.
2. ¿La gastritis eritematosa antral siempre requiere medicación?
No siempre. Depende de la causa. Puede tratarse con antibióticos (si hay infección bacteriana), protectores gástricos y cambios de hábitos, tanto alimenticios como emocionales.
3. ¿Cómo saber si mi gastritis está relacionada con la ansiedad?
Si notas que los síntomas aparecen o empeoran en momentos de tensión, o si se acompañan de nerviosismo, insomnio o preocupación excesiva, probablemente exista un vínculo emocional. Porque, como dice el refrán, “somos lo que comemos“, y en este caso, lo que comemos puede ser la mejor medicina.
Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.