El Síndrome de Simón: la aversión al compromiso en hombres mayores de 30 años

El Síndrome de Simón: la aversión al compromiso en hombres mayores de 30 años
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En un mundo donde las relaciones de pareja continúan siendo un ideal central para muchas personas, también surgen fenómenos que desafían estas expectativas. Uno de ellos es el llamado Síndrome de Simón, un término popular que, aunque no figura como un diagnóstico clínico oficial, ha captado el interés de psicólogos, terapeutas y sociólogos.

Esta denominación hace referencia a un patrón de comportamiento observado principalmente en hombres mayores de 30 años, quienes presentan una marcada resistencia al compromiso afectivo serio y duradero.

No se trata simplemente de disfrutar la soltería, sino de un patrón consistente de rechazo a establecer vínculos profundos.

El perfil del hombre con Síndrome de Simón

Los hombres que encajan en este perfil suelen estar bien adaptados socialmente. Muchos de ellos son exitosos profesionalmente, cuentan con redes sociales amplias y llevan estilos de vida activos. A menudo, su carisma e iniciativa en el inicio de relaciones pueden resultar encantadores para sus potenciales parejas. Sin embargo, a medida que el vínculo avanza hacia niveles más profundos de intimidad y compromiso, empiezan a emerger señales de su aversión al compromiso.

Es común que, al principio, estos hombres muestren entusiasmo y dedicación. Sin embargo, cuando la relación comienza a profundizarse, es frecuente que eviten hablar de proyectos a futuro, retrasen presentaciones con sus círculos familiares o de amigos cercanos, o eviten cualquier conversación relacionada con la posibilidad de convivencia o matrimonio.

Pueden evitar conversaciones sobre futuro, posponer presentaciones a sus círculos más íntimos, o mostrarse evasivos ante la idea de vivir juntos o planificar a largo plazo.

En el fondo, este comportamiento responde a un patrón de miedo al compromiso, muchas veces inconsciente, que actúa como mecanismo de autoprotección frente a la posibilidad de sufrir dolor emocional o pérdida de control sobre su independencia.

El miedo a la pérdida de autonomía

Uno de los factores más recurrentes en los hombres que experimentan el Síndrome de Simón es el temor a perder su autonomía. La cultura actual exalta la libertad individual, la independencia financiera, la autorrealización profesional y la capacidad de tomar decisiones sin consultar o negociar con otro. En este contexto, el compromiso de pareja puede verse como una renuncia a ese control absoluto sobre la propia vida.

En una sociedad que valora la libertad individual, la idea de compartir una vida y tomar decisiones en conjunto puede sentirse como una limitación.

El temor no es solo a ceder espacios físicos o decisiones cotidianas, sino también a la vulnerabilidad emocional que implica confiar en otra persona y construir un proyecto de vida conjunto. Esta vulnerabilidad es, precisamente, uno de los aspectos más enriquecedores de las relaciones afectivas, pero también uno de los más intimidantes para quienes han desarrollado mecanismos de defensa rígidos contra el dolor emocional.stas hirientes o decisiones apresuradas que puedan tener repercusiones emocionales graves en la relación.

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El peso de las experiencias pasadas

Muchos de los hombres que desarrollan este patrón han atravesado anteriormente relaciones dolorosas, rupturas complicadas o desilusiones amorosas que dejaron cicatrices profundas. Estos eventos pueden sembrar desconfianza hacia las relaciones comprometidas, funcionando como un aprendizaje defensivo: si el amor profundo puede generar tanto sufrimiento, entonces es preferible evitarlo.

La psicóloga Stefanie Stahl, autora de varios libros sobre relaciones afectivas, explica que “el miedo al compromiso a menudo se enraíza en la necesidad de controlar la propia vida y evitar la vulnerabilidad que conlleva el amor profundo”.

Para estos hombres, la distancia emocional se convierte en una forma inconsciente de protegerse de posibles heridas futuras. Prefieren mantener el control sobre su espacio emocional, evitando así el riesgo de perderse en una relación que, eventualmente, podría no funcionar.

El ideal del amor perfecto y la presión social

Además de los miedos personales y las experiencias pasadas, existe otro elemento que alimenta el Síndrome de Simón: la presión social por encontrar la “pareja ideal”. Las redes sociales, las películas románticas y los estándares culturales muchas veces promueven expectativas irreales sobre el amor, presentándolo como un vínculo perfecto, armónico y lleno de felicidad constante.

Esta idealización genera lo que algunos psicólogos denominan parálisis por análisis: el temor a equivocarse o a no encontrar a la persona “perfecta” puede paralizar la capacidad de comprometerse, llevando a postergar indefinidamente cualquier decisión seria en el terreno amoroso.

La presión social por la pareja perfecta y el amor ideal puede generar una parálisis por análisis, donde el miedo a no encontrar a la persona correcta o a no estar a la altura de las expectativas se vuelve abrumador.

En este escenario, cada nueva relación es analizada con un nivel de exigencia tan elevado que resulta casi imposible cumplir con todos los requisitos imaginados. El resultado es la evitación sistemática del compromiso profundo.

El impacto en las parejas

Estar en una relación con una persona que padece este patrón puede ser emocionalmente desgastante para la otra parte. Al principio, la pareja puede sentirse entusiasmada con la atención y el interés inicial. Sin embargo, a medida que los intentos de profundizar en la relación encuentran evasivas o negativas, puede surgir una sensación de frustración, inseguridad e incluso rechazo.

Este vaivén emocional —una mezcla de acercamientos intensos seguidos de distanciamientos sutiles o explícitos— puede alimentar ciclos de ansiedad y desgaste emocional en la pareja que desea construir un vínculo serio.

El rol del apego evitativo

Diversos estudios sobre los estilos de apego afectivo en la infancia señalan que muchas de las personas que experimentan este síndrome presentan lo que se conoce como apego evitativo. Durante la niñez, estas personas pudieron haber experimentado cuidadores emocionalmente ausentes, inconsistentes o poco confiables. Como consecuencia, aprendieron a desconfiar de la cercanía emocional como un espacio seguro.

Cuando en la adultez se enfrentan a relaciones que exigen compromiso y vulnerabilidad, estos individuos tienden a retraerse, percibiendo el acercamiento emocional como una amenaza más que como un refugio.

¿Es posible superar el Síndrome de Simón?

Aunque el Síndrome de Simón no es una condición médica oficial, su abordaje psicológico puede ser fundamental para quienes lo experimentan y desean establecer vínculos afectivos más plenos. La terapia individual, particularmente la terapia cognitivo-conductual o la terapia de esquemas, puede ayudar a identificar las raíces de estos miedos y trabajar en la construcción de una visión más flexible del compromiso.

El primer paso suele ser el reconocimiento del patrón. Muchas veces, estos hombres justifican su comportamiento bajo argumentos racionales relacionados con la independencia, el disfrute de la vida, o la falta de “personas adecuadas”. Sin embargo, explorar las emociones subyacentes —especialmente los miedos, las heridas pasadas y la dificultad para confiar— puede ser un punto de partida para un cambio real.

En algunos casos, las propias experiencias de soledad prolongada, el desgaste emocional de relaciones superficiales o incluso las crisis personales pueden generar la motivación necesaria para buscar ayuda profesional y replantearse los esquemas de relación.

El desafío de romper los esquemas

Superar el Síndrome de Simón implica renunciar a ciertos mitos culturales profundamente arraigados. Implica aceptar que el amor implica riesgo, que el compromiso no es sinónimo de pérdida de libertad, sino de construcción conjunta, y que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una oportunidad para crecer emocionalmente.

“Detectarlo a tiempo permite reajustar las dinámicas. No para dejar de cuidar, sino para hacerlo sin perderse en el intento”, explica la psicóloga Micolau en un contexto análogo al hablar de otros síndromes relacionales.

En última instancia, el desafío para quienes experimentan este síndrome no es forzarse a entrar en una relación, sino aprender a transitar el miedo al compromiso de forma consciente, abriendo la posibilidad a vínculos más genuinos, saludables y enriquecedores.

El Síndrome de Simón refleja una tendencia cada vez más visible en las sociedades modernas, donde el individualismo y la búsqueda del éxito personal a menudo entran en conflicto con los desafíos del compromiso afectivo. Si bien no todos los hombres mayores de 30 años que evitan el compromiso encajan en este perfil, es importante visibilizar este fenómeno para comprender mejor las dinámicas emocionales que subyacen detrás de la evasión al amor profundo.