¿Cómo diferenciar el hambre verdadera de la ansiedad?

¿Como por hambre o por ansiedad?
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Curado por: Camilo Sáenz-Moncaleano, PhD

Camilo es un psicólogo con más de 12 años de experiencia académica. Actualmente se desempeña como profesor universitario y consultor en temas de alto rendimiento, bienestar y salud mental.

En este artículo hablamos de:

En un mundo acelerado donde las distracciones abundan, no es raro que muchas personas experimenten ansiedad a la hora de comer. Este fenómeno, que a menudo se manifiesta en comer rápido, sin disfrutar los alimentos o incluso sin tener hambre real, puede tener consecuencias negativas para la salud mental y física. 

¿Por qué comemos rápido?

Comer rápido es un hábito común en la sociedad actual, impulsado por múltiples factores:

  1. Estilo de vida acelerado: Las jornadas laborales extensas, las responsabilidades familiares y la falta de tiempo libre llevan a muchas personas a comer de afán, sin prestar atención a lo que están consumiendo.

  2. Distracciones tecnológicas: El uso de dispositivos electrónicos, como celulares o televisores, durante las comidas, dificulta una buena nutrición y perjudica las señales de saciedad al cerebro.

  3. Estrés y ansiedad: El estrés crónico puede alterar los patrones alimentarios, llevando a comer de manera compulsiva o rápida como una forma de aliviar la tensión emocional.

  4. Hábitos culturales: En algunas culturas comer rápido está normalizado e incluso valorado, lo que refuerza este comportamiento.

¿Cómo diferenciar el hambre de la ansiedad?

Uno de los mayores desafíos a la hora de comer es distinguir entre el hambre física y la ansiedad. Mientras que el hambre es una necesidad biológica que surge gradualmente y se satisface con cualquier alimento, la ansiedad suele manifestarse de manera abrupta y está asociada a antojos específicos, generalmente de alimentos altos en azúcar, grasas o sal.

Hambre física:

  • Aparece de forma gradual.

  • Se siente en el estómago (ruidos, vacío).

  • Se satisface con cualquier tipo de alimento.

  • Desaparece al comer.

Ansiedad emocional:

  • Aparece de repente.

  • Está ligada a emociones como el estrés, el aburrimiento o la tristeza.

  • Genera antojos específicos (dulces, snacks).

  • No se calma fácilmente, incluso después de comer.

Consecuencias de la ansiedad al comer

Comer por ansiedad no solo afecta la relación con los alimentos, sino que también puede tener consecuencias negativas para la salud:

  1. Aumento de peso: El consumo excesivo de calorías, especialmente de alimentos poco saludables, puede llevar al sobrepeso y la obesidad.

  2. Problemas digestivos: Comer rápido puede causar indigestión, acidez estomacal y otros trastornos gastrointestinales.

  3. Desregulación emocional: Usar la comida como mecanismo de afrontamiento puede agravar los problemas emocionales, creando un círculo vicioso difícil de romper.

  4. Pérdida de disfrute: No prestar atención a los sabores, texturas y aromas de los alimentos reduce el placer de comer.

10 consejos para alimentarse sanamente y reducir la ansiedad:

  1. Come despacio: Dedica al menos 20 minutos a cada comida. Mastica bien los alimentos y saborea cada bocado.

  2. Elimina distracciones: Apaga el televisor y guarda el celular durante las comidas. Enfócate en el acto de comer.

  3. Identifica tus emociones: Antes de comer, pregúntate si realmente tienes hambre o si estás buscando aliviar una emoción.

  4. Planifica tus comidas: Tener un menú semanal te ayudará a evitar decisiones impulsivas y a elegir opciones más saludables.

  5. Incluye alimentos saciantes: Opta por alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables, que te mantendrán satisfecho por más tiempo.

  6. Hidrátate: A veces, la sed se confunde con el hambre. Bebe agua regularmente a lo largo del día.

  7. Practica la alimentación consciente: Presta atención a los colores, olores y sabores de tus alimentos. Come con los cinco sentidos.

  8. Establece horarios fijos: Comer a la misma hora todos los días ayuda a regular el apetito y a evitar ‘picoteos’ innecesarios.

  9. Busca alternativas saludables: Si sientes ansiedad, prueba actividades como caminar, meditar o hablar con un amigo en lugar de recurrir a la comida.

  10. Pide ayuda profesional: Si la ansiedad al comer es frecuente y afecta tu calidad de vida, considera buscar apoyo de un psicólogo o nutricionista.

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Hacia una relación saludable con la comida

La ansiedad a la hora de comer es un problema común, pero no insuperable. Al aprender a diferenciar el hambre física de la ansiedad emocional y adoptar hábitos alimentarios más conscientes, podemos mejorar no solo nuestra salud física, sino también nuestro bienestar emocional.

En un mundo que nos empuja a correr, tomarse el tiempo para comer despacio y con atención es un acto de autocuidado que puede transformar nuestra relación con la comida y, en última instancia, con nosotros mismos.

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