
Cómo reconocer a un psicópata: la mirada forense de Daniel Torralba
Te has preguntado alguna vez: ¿esa persona encantadora que conoces podría tener algo oscuramente manipulador? Parece algo de novela o cine, pero expertos como Daniel Torralba advierten que los psicópatas no siempre son criminales evidentes. A menudo caminan entre nosotros bajo la máscara de lo normal. En una entrevista con El Tiempo, Torralba afirma que “estamos rodeados de psicópatas en la casa y la oficina”, y que hay un patrón para detectarlos.
Este artículo te invita a conocer esas pistas que no se ven a simple vista, para que puedas proteger tu bienestar sin caer en paranoia.
Daniel Torralba es psicólogo forense, autor de investigaciones sobre conducta antisocial y perfiles psicológicos peligrosos. Su perspectiva combina la teoría clínica con la experiencia práctica en ámbitos judiciales y de riesgo. En sus intervenciones públicas, insiste en que muchas personas con rasgos psicopáticos no están recluidas: funcionan en sociedad, ocupan oficinas, conviven en hogares. Esa “forma social integrada” es lo que más complica su identificación.

Torralba explica que el psicópata suele tener un encanto superficial: es carismático, encantador en las primeras impresiones, flechado con elogios, detalles y gestos calculados. Pero ese encanto se usa como instrumento de manipulación. Según reportes en otros medios, quienes han estudiado sus entrevistas destacan que estos individuos no dudan en usar halagos para ganarse la confianza de sus interlocutores.
Esa manipulación constante puede aparecer como mensajes insistentes, gestos grandiosos o aparente generosidad, especialmente al inicio de una relación. Lo importante es observar si esos gestos se mantienen o se desvanecen cuando ya “tiene lo que quiere”.
Una señal más profunda: incapacidad para conectar emocionalmente. Torralba afirma que el psicópata carece de emociones auténticas hacia el otro. Puede hablar de sentimientos, pero no los vive de forma genuina. Según El Tiempo, “el psicópata es alguien que tiene una personalidad definida por estar incapacitado para la conexión emocional básica”.
Ese vacío emocional se ve cuando la otra persona está herida: el psicópata puede simular arrepentimiento, pero no siente culpa real. En una relación, puede ignorar el sufrimiento del otro, minimizarlo o culparlo por la reacción.
El tercer rasgo que Torralba resalta es la manifestación conductual. Esto incluye estafas, incumplimientos sistemáticos, impulsividad, una vida parasitaria (depender de otros sin reciprocidad) y, en casos extremos, actividad criminal. En el artículo de El Tiempo se lee que el segundo factor de psicopatía es “conducta antisocial”.
Aunque muchas personas no llegarán a cometer delitos, esos rasgos pueden reflejarse en promesas incumplidas, atropellos en relaciones personales, manipulación financiera, engaños sutiles o impulsos de riesgo.
Torralba advierte que un psicópata puro tiene ambos factores —afectivo y conductual—, mientras que el psicópata integrado suele mostrar solo el lado afectivo, lo que lo hace más difícil de reconocer dentro de la normalidad aparente.
La psicopatía ha sido estudiada ampliamente por expertos como Robert Hare. Hare definió criterios como falta de remordimiento, superficialidad emocional y manipulación.
La definición general de psicopatía implica un trastorno de personalidad en el que las funciones cognitivas básicas se mantienen, pero hay alteraciones graves en la conducta social, la empatía y la moral.
La visión de Torralba se acopla a esos criterios, pero hace énfasis en cómo esos rasgos pueden estar encubiertos en personas que no necesariamente terminan en la cárcel. Él destaca el peligro de los “psicópatas integrados” que operan desde dentro de la sociedad.
Torralba sugiere que estos perfiles se encuentran frecuentemente en entornos familiares, laborales, instituciones o grupos sociales. En esos espacios se mezclan con personas comunes y muchas veces ejercen poder desde la manipulación emocional y el control silencioso.
En la entrevista con La Vanguardia, se señala que algunos de los rasgos comunes que los expertos atribuyen a esos individuos incluyen manipulación continua, falta de responsabilidad real, intentar aparecer como víctimas y alta capacidad de control emocional aparente.
Es frecuente que en organizaciones o empresas estas personas asciendan con facilidad, pues saben vender su carisma, ocultar sus verdaderas intenciones y manipular relaciones de poder a su favor.
Podrías preguntar: ¿esa persona cambia según quién la escucha? ¿parece tener dos caras? Si la respuesta es sí, pueden estar actuando rasgos psicopáticos.
La exposición prolongada a alguien con rasgos psicopáticos puede causar desgaste emocional severo: ansiedad, inseguridad, baja autoestima, culpa irracional, depresión o trastorno por estrés. En relaciones íntimas, la manipulación y gaslighting pueden minar la estabilidad psicológica de la otra persona.
Aprender a reconocer esos rasgos no es para volverse vigilantista, sino para proteger tu salud mental. Si te descubres atrapado en relación con alguien que puede tener esos perfiles, buscar ayuda es crucial.
Si sientes que interactúas con alguien que cumple muchos de esos rasgos y esa relación te afecta emocionalmente, es momento de buscar acompañamiento. Un profesional en psicología clínica o forense puede ayudarte a clarificar lo que estás viviendo, recuperar límites sanos y fortalecer tu bienestar.
Explora opciones de terapeutas y psicólogos en línea que pueden acompañarte en esos procesos de evaluación y apoyo. Desde SELIA puedes encontrar especialistas disponibles para iniciar ese camino.
No basta con marcar algunas características para afirmar que alguien es psicópata. Solo profesionales capacitados, con pruebas clínicas y evaluaciones rigurosas pueden emitir diagnósticos. Hay rasgos que pueden superponerse con otros trastornos o personalidades difíciles.
Evita etiquetar a alguien sin evidencia sólida. Usa estas señales para protegerte, no para condenar prematuramente.
El psicópata de ficción suele ser un villano brutal. Pero en la vida real, muchos caminan entre nosotros con máscaras de normalidad. Las tres señales que Torralba expone —encanto manipulador, frialdad emocional y conductas antisociales— pueden ayudarte a discernir si alguien merece más tu confianza o más tu distancia.
Reconocer no es condenar, sino proteger tu bienestar y tus límites. Porque tu salud mental importa, incluso cuando alguien intenta borrarte silenciosamente.
¿Estas estrategias son universales o algunas funcionan mejor para unas personas que para otras?
No hay fórmula única. La efectividad depende de tu historia, nivel de ansiedad y predisposiciones personales. Lo ideal es adaptar las herramientas con ayuda profesional.
¿Con qué frecuencia debo aplicar estas estrategias para que funcionen?
Mientras más regularmente las practiques (diariamente o varias veces a la semana), más firmeza adquirirán en tu vida emocional. La constancia es clave.
Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.