
Los beneficios de vivir con gatos para la salud mental
Los gatos han sido valorados desde la antigüedad por su misterio y elegancia, pero hoy sabemos que su influencia va más allá de lo estético. La ciencia ha comprobado que interactuar con ellos desencadena una serie de beneficios psicológicos y fisiológicos:
Acariciar a un gato o simplemente observar sus movimientos relajantes puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona asociada al estrés, mientras aumenta la producción de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Investigaciones han demostrado que la presencia pasiva de un gato en la habitación reduce la tensión emocional, aunque también se observaron respuestas fisiológicas complejas, como un ligero aumento en la frecuencia cardíaca, sugiriendo un estado de excitación positiva.
El ronroneo, con frecuencias entre 25 y 150 Hz, tiene propiedades terapéuticas. Estas vibraciones no solo promueven la relajación, sino que también se han asociado con la recuperación de tejidos y la reducción de inflamaciones. Para muchas personas, el sonido rítmico del ronroneo actúa como un “white noise” natural, ideal para combatir el insomnio y la ansiedad.
Estudios con resonancia magnética han demostrado que interactuar con gatos estimula la corteza prefrontal y el giro frontal inferior, regiones relacionadas con la regulación emocional y la toma de decisiones. Este efecto explica por qué muchas personas reportan una mejora inmediata en su estado de ánimo al jugar o acariciar a sus mascotas.
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Los gatos no solo ayudan a la población general; su impacto es especialmente significativo en grupos vulnerables:
Para quienes enfrentan depresión, la rutina de cuidar a un gato proporciona un sentido de propósito. “El simple acto de alimentarlos o limpiar su arenero crea una estructura diaria que combate la apatía”. Además, el vínculo emocional que se forma reduce la sensación de soledad, un factor clave en cuadros depresivos.
Investigaciones destacan que la interacción con gatos eleva los niveles de oxitocina en niños con trastorno del espectro autista, mejorando sus habilidades de comunicación no verbal y reduciendo conductas repetitivas.
En residencias geriátricas, la “gatoterapia” ha demostrado ser efectiva para disminuir la agitación y promover la socialización. La presencia de un gato puede reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares en este grupo.
¿Por qué los gatos generan este bienestar? La respuesta combina factores biológicos y conductuales:
Para quienes ya conviven con gatos o están considerando adoptar uno, estas prácticas pueden potenciar sus efectos positivos:
Aunque los beneficios son numerosos, es importante reconocer que la convivencia con gatos no es una solución mágica. Algunos estudios señalan que, en ciertas personas, la interacción puede generar respuestas fisiológicas ambiguas. Además, quienes padecen alergias deben evaluar alternativas como razas hipoalergénicas o terapias asistidas en entornos controlados.










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