¿La pandemia envejeció tu cerebro? La ciencia dice que sí, incluso sin contagio

Última actualización:
2025-10-16

¿La pandemia envejeció tu cerebro? La ciencia dice que sí, incluso sin contagio

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El estudio que lo evidenció

Investigadores de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) publicaron en Nature Communications la investigación basada en escáneres cerebrales de cerca de 1 000 adultos del estudio UK Biobank. Compararon dos grupos: uno con imágenes tomadas antes de la pandemia y otro con escáneres antes y después del confinamiento. Aplicando un modelo de inteligencia artificial entrenado con miles de resonancias de adultos sanos, calcularon la “edad cerebral” de cada persona y hallaron que quienes vivieron durante la pandemia presentaron una diferencia promedio de 5,5 meses adicionales en envejecimiento cerebral, comparado con el grupo control.

Lo más significativo: ese incremento ocurrió sin importar si las personas habían contraído el virus o no. Entre los infectados sí se observaron disminuciones cognitivas en pruebas como velocidad de procesamiento y flexibilidad mental, pero el desgaste estructural del cerebro fue general. El envejecimiento acelerado fue más evidente en personas mayores, hombres y en poblaciones con desventajas socioeconómicas.

¿Qué significa envejecer el cerebro?

El cerebro no es inmune al paso del tiempo. Con la edad, se produce adelgazamiento de corteza, pérdida de integridad en la materia blanca, inflamación crónica (inflammaging) y deterioro gradual en conexiones neuronales. Todo eso puede reflejarse en una mayor vulnerabilidad al estrés, disminución de atención, lentitud mental o pérdida de reserva cognitiva —esa capacidad del cerebro para resistir daños sin perder funcionalidad.

La pandemia, aunque no infectara a todos, creó un entorno hostil: aislamiento, incertidumbre, interrupciones en la rutina, estrés económico y social. Estos factores, por sí solos, son capaces de dañar la salud cerebral. En palabras de los científicos: “Lo que más sorprendió fue que incluso quienes no tuvieron COVID mostraron incrementos significativos en el envejecimiento cerebral.”

Salud mental y cognición: ¿pueden recuperarse?

Aunque el estudio no puede afirmar si esos cambios son reversibles, los autores destacan que sí es posible, especialmente si se actúa con estrategias de cuidado cerebral. Esto incluye estimular la mente (lectura, aprendizaje, socialización), moverse regularmente, mantener redes de apoyo y cuidar el bienestar emocional. El enriquecimiento ambiental neurálgico —un entorno que ofrece estimulación física, mental y social— ha demostrado potenciar la reserva cognitiva, clave para resistir los cambios cerebrales sin perder funcionalidad.

¿Por qué algunas personas fueron más afectadas?

El desgaste cerebral fue mayor en hombres, adultos mayores y quienes vivían en contextos más vulnerables. Para muchos, no solo fue falta de virus: fue falta de recursos emocionales, acceso a atención, espacio para moverse, compañía. El estrés crónico y la soledad prolongada aceleraron la activación de inflamación sistémica, conocida como inflammaging, un factor asociado al envejecimiento prematuro. Los cambios estructurales cerebrales ocurrieron también en quienes no se infectaron, lo que apunta a la fuerza del impacto social y emocional.

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La pandemia como acelerador global del desgaste mental

Lo que parecían datos sobre rendimiento cognitivo ahora revelan signos cerebrales reales: menorgrosor en ciertas zonas, pérdida de integridad en materia blanca y señales de deterioro inflamatório. Esto explica por qué muchas personas —sin COVID— sintieron que su mente quedó más lenta, incluso meses después del confinamiento. El envejecimiento cerebral es real y no siempre visible, pero sí puede sentirse.

Cuidado mental proactivo desde SELIA

En SELIA entendemos que esta evidencia abre una ventana de cuidado urgente para la salud mental colectiva. Aquí algunas estrategias recomendadas:

Estimulación cognitiva activa: lecturas nuevas, juegos mentales, aprendizaje de habilidades.
Movimiento diario: caminar, estirarse, yoga o bailar para mejorar circulación cerebral.
Conexión social frecuente: no dejar que el aislamiento emocional se convierta en silencio.
Gestión emocional consciente: meditación, escritura terapéutica, terapia si lo necesitas.
Entornos enriquecedores: mejor ventilación, luz natural y espacios que motiven la actividad mental.

La ciencia sugiere que un cerebro activo puede recuperar parte de la integridad perdida. La plasticidad cerebral también opera en adultos si se le da espacio y estímulo.

Entre evidencia y esperanza

El envejecimiento cerebral acelerado no es un veredicto inmutable. El mismo estudio rescata la posibilidad de reversibilidad según estilo de vida, apoyo social y acceso a salud integral. Aunque hemos vivido una crisis global, no somos víctimas irreversibles, sino sujetos con capacidad de recuperación si nos cuidamos.

¿Qué puedes hacer hoy?

¿Has sentido que tu atención está más lenta, que olvidas palabras o que te cansas mentalmente más rápido? Tal vez no sea culpa solo del cansancio físico, sino del impacto emocional prolongado de los últimos años. Puedes comenzar con pasos pequeños:

La pandemia sepultó muchas máscaras, entre ellas la idea de que solo importa enfermarse físicamente. Ahora sabemos que el entorno emocional cuenta tanto como el virus. El cerebro envejeció entre el ruido del miedo, el confinamiento y el estrés colectivo. Pero aún hay margen para sanar: cuidarlo desde el amor, la estimulación y la conexión.

En SELIA creemos que este estudio no es solo ciencia, es un recordatorio: nuestra mente necesita cuidado consciente para seguir funcionando bien. Y tú puedes empezar ahora, sin esperar más.

Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.