
Estrés térmico
*Con información de National Geographic.
En un mundo donde las temperaturas extremas son cada vez más frecuentes debido al cambio climático, el estrés térmico se ha convertido en un fenómeno de creciente preocupación para la salud pública. Pero, ¿qué es exactamente el estrés térmico y cómo impacta en nuestro bienestar físico y mental?
El estrés térmico ocurre cuando el cuerpo humano se expone a condiciones climáticas que alteran su temperatura interna ideal, la cual oscila entre los 36.5°C y 37°C. Este desequilibrio puede darse tanto por frío extremo como por calor excesivo, generando una respuesta fisiológica que, de no gestionarse adecuadamente, puede derivar en graves problemas de salud.
Según un artículo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, el estrés térmico no solo afecta la regulación corporal, sino que también incrementa el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, como advierte un estudio de Fiocruz, una reconocida institución brasileña dedicada a la investigación en salud.
Cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede producirlo, se produce hipotermia, una condición en la que la temperatura corporal desciende por debajo de los 35°C. La Mayo Clinic explica que, si no se trata, la hipotermia puede provocar fallos en el sistema nervioso, cardíaco y respiratorio, llegando incluso a ser mortal.
Los síntomas iniciales incluyen temblores, confusión, dificultad para hablar y somnolencia. En casos avanzados, la persona puede perder el conocimiento y sufrir un paro cardiorrespiratorio.
Por otro lado, cuando el cuerpo no puede regular su temperatura debido a un calor extremo, se produce un sobrecalentamiento interno. Esto es especialmente peligroso durante olas de calor o en ambientes con alta humedad, ya que el sudor no se evapora eficientemente y el organismo no logra enfriarse.
La Escuela Nacional de Salud Pública Sergio Arouca (ENSP/Fiocruz) detalla que el estrés por calor puede causar:
Además, las altas temperaturas aumentan las hospitalizaciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue.
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Cuando nuestro cuerpo lucha contra el calor excesivo o el frío intenso, activa mecanismos de defensa que consumen energía física y mental. Esta sobrecarga se traduce en:
Las olas de calor no solo provocan golpes de calor; también generan lo que algunos expertos llaman “fatiga climática“, un estado de agotamiento mental vinculado a la exposición prolongada a altas temperaturas. Entre sus efectos están:
Así como el calor afecta, las bajas temperaturas también tienen consecuencias psicológicas:
Algunas personas son especialmente sensibles a estos efectos:
Si notas que las temperaturas extremas están generando en ti:
No dudes en consultar con un especialista. En SELIA entendemos que el bienestar mental es holístico: cuidar de tu cuerpo ante el estrés térmico es también cuidar de tu mente.
El cambio climático ya está aquí, y con él nuevos desafíos para nuestra salud mental. Reconocer la conexión entre nuestro entorno térmico y nuestro equilibrio emocional es el primer paso para desarrollar resiliencia. Pequeños ajustes en nuestros hábitos pueden marcar la diferencia entre simplemente sobrevivir al calor o al frío, y mantenernos emocionalmente estables pese a ellos.
En SELIA creemos que prepararnos psicológicamente para estos cambios es tan importante como adaptar nuestra infraestructura. Porque cuando hablamos de salud mental en el siglo XXI, el termómetro también cuenta.










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