
El arte de manejar las emociones: Una guía para el bienestar psicológico
En un mundo donde el estrés, la incertidumbre y las exigencias cotidianas nos bombardean constantemente, aprender a manejar nuestras emociones se ha convertido en una habilidad esencial para mantener la salud mental. La gestión emocional adecuada no consiste en suprimir lo que sentimos, sino en desarrollar la capacidad de reconocer, comprender y regular nuestras respuestas emocionales de manera constructiva.
El manejo de emociones es un proceso psicológico que nos permite experimentar nuestras emociones sin dejarnos dominar por ellas. Contrario a la creencia popular, no se trata de controlar o eliminar emociones “negativas“, sino de establecer una relación saludable con todo nuestro espectro emocional.
Las emociones, incluso las desagradables, cumplen funciones importantes: el miedo nos protege, la tristeza nos ayuda a procesar pérdidas y la ira puede señalar injusticias.
Estos son los tres componentes fundamentales para un manejo emocional efectivo:
Muchas personas desarrollan patrones disfuncionales para enfrentar sus emociones. Algunos de los más frecuentes incluyen:
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Se recomienda varias técnicas basadas en evidencia para gestionar emociones difíciles:
Técnicas de grounding (anclaje):
Reestructuración cognitiva:
Regulación fisiológica:
La importancia de nombrar las emociones
Un estudio revela que simplemente ponerle nombre a lo que sentimos (“Estoy experimentando ansiedad“) puede reducir la intensidad emocional en un 50%. Este proceso, llamado etiquetado emocional, activa la corteza prefrontal (área racional) y disminuye la actividad de la amígdala (centro emocional).
Emociones secundarias: Cuando lo que sentimos no es lo que parece
A veces, emociones como la ira o la irritabilidad son “emociones secundarias” que ocultan emociones más vulnerables como el miedo o la tristeza. Se sugiere preguntarse: “¿Qué habría debajo de esta emoción si quitara una capa?” para llegar al núcleo emocional real.
Un concepto clave en gestión emocional es distinguir entre:
Cultivar el espacio entre estímulo y respuesta es fundamental para el manejo emocional maduro.
Nuestras emociones están profundamente conectadas con lo que valoramos. Se propone que alinear nuestras respuestas emocionales con nuestros valores fundamentales (en lugar de con impulsos momentáneos) conduce a mayor coherencia y satisfacción vital.
Las emociones se intensifican en interacción con otros. Algunas pautas para gestionarlas mejor incluyen:
Algunos patrones problemáticos:
El mito de la positividad tóxica
Presionarse para “solo sentir emociones positivas” es contraproducente. La salud emocional incluye espacio para todo el rango de experiencias humanas, siempre que no nos estanquemos en ellas.
Mejorar nuestro manejo emocional es un proceso progresivo. Pequeñas prácticas diarias pueden marcar gran diferencia:
Se recomienda consultar a un psicólogo cuando:
Manejar nuestras emociones no es solo una herramienta para sentirnos mejor; es un viaje de descubrimiento personal. Nuestras emociones son mensajeras, no enemigas. Aprender su lenguaje nos permite vivir con mayor plenitud y autenticidad.
Invertir en inteligencia emocional individual tiene efectos colectivos:
La próxima vez que una emoción intensa aparezca, en lugar de temerla o rechazarla, podemos recordar: esto también pasará, y mientras tanto, tengo herramientas para transitarlo. Ese es el verdadero poder de la gestión emocional consciente.
En SELIA seguiremos compartiendo recursos basados en evidencia para cultivar bienestar psicológico. Recuerda que aprender a manejar tus emociones no es signo de debilidad, sino de profunda fortaleza interior.










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