Genética y depresión: ¿Está nuestro riesgo escrito en el ADN?

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*Con información de El Tiempo.


La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes en el mundo, afectando a aproximadamente 280 millones de personas según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque factores como el estrés, traumas o situaciones adversas pueden desencadenarla, cada vez más investigaciones confirman que la genética también juega un papel crucial. Pero, ¿qué tanto influyen realmente nuestros genes? ¿Podemos hacer algo para contrarrestar esta predisposición?

El peso de la genética en la depresión

Estudios científicos han demostrado que la depresión tiene un componente hereditario significativo. Según el Centro de Investigación en Red de Salud Mental (Cibersam) y el Hospital Clínic de Barcelona:

  • Tener un familiar de primer grado con depresión (padres, hermanos) aumenta el riesgo hasta tres veces.
  • Entre el 30% y 50% de los casos de depresión pueden atribuirse a factores genéticos, dependiendo del tipo y severidad del trastorno.
  • Un macroestudio publicado en Nature Genetics (2022), que analizó a casi un millón de personas, identificó alrededor de 350 genes asociados a la depresión.

Sin embargo, como explica la Dra. Bárbara Arias, investigadora del Cibersam, no existe un solo gen de la depresión. En lugar de eso, hay múltiples variantes genéticas que, en combinación con factores ambientales, pueden incrementar la vulnerabilidad.

¿Cómo interactúan los genes y el ambiente?

La relación entre genética y depresión no es determinista. Es decir, tener predisposición no significa que inevitablemente se desarrollará el trastorno. Lo que ocurre es que ciertos genes pueden afectar:

  • La regulación de neurotransmisores (como la serotonina y dopamina), cruciales en el estado de ánimo.
  • La respuesta al estrés, haciendo que algunas personas sean más sensibles a eventos traumáticos.
  • La neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y recuperarse.

Pero estos genes necesitan un disparador ambiental para activarse. Situaciones como:

  • ✔ Maltrato en la infancia
  • ✔ Pérdida de un ser querido
  • ✔ Acoso laboral o escolar
  • ✔ Crisis económicas o divorcios

pueden ser el detonante en personas genéticamente predispuestas.

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¿Se puede prevenir la depresión si hay antecedentes familiares?

El Dr. Eduard Vieta, jefe de Psiquiatría del Hospital Clínic, enfatiza que la genética no es destino. Aunque no podemos cambiar nuestro ADN, sí podemos modificar factores de estilo de vida que reducen el riesgo:

1. Dormir bien

  • La falta de sueño o el exceso afectan el equilibrio emocional.
  • Evitar pantallas antes de dormir y mantener horarios regulares.

2. Ejercicio físico

  • La actividad aeróbica estimula la producción de endorfinas y mejora la plasticidad cerebral.

3. Alimentación antiinflamatoria

  • Dietas ricas en omega-3 (pescado, nueces) y antioxidantes (frutas, verduras) se asocian con menor riesgo.

4. Manejo del estrés

  • Técnicas como mindfulness o terapia cognitivo-conductual (TCC) ayudan a regular emociones.

5. Redes de apoyo social

  • El aislamiento empeora la predisposición genética, mientras que el apoyo familiar y amistades actúan como protectores.

El futuro: ¿Pruebas genéticas para predecir la depresión?

Aunque ya se han identificado cientos de genes vinculados a la depresión, aún no existen biomarcadores definitivos para predecir con certeza quién la desarrollará. Sin embargo, la investigación en psiquiatría de precisión avanza hacia:

  • Tests genéticos que identifiquen vulnerabilidades específicas.
  • Tratamientos personalizados según el perfil biológico de cada paciente.

La depresión es el resultado de una compleja interacción entre naturaleza (genes) y crianza (ambiente). Si bien no podemos controlar nuestra herencia genética, sí podemos tomar decisiones que moderen su impacto.

Si estás lidiando con síntomas depresivos, recuerda: buscar ayuda profesional no es signo de debilidad, sino el primer paso hacia el bienestar.