Trabajar bien y sentirse bien: hábitos para mantener la salud mental sin sacrificar el rendimiento

Última actualización:
2025-10-16

Trabajar bien y sentirse bien: hábitos para mantener la salud mental sin sacrificar el rendimiento

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La productividad no debe medirse solo en función del resultado, sino también en función del estado emocional con el que se llega a ese resultado.

Y en un contexto donde los trastornos de ansiedad, el agotamiento emocional y el síndrome de burnout han aumentado, encontrar un equilibrio entre rendimiento y bienestar es más urgente que nunca.

La buena noticia es que no es una meta inalcanzable. Existen hábitos concretos que pueden ayudarte a mantener un buen desempeño sin descuidar tu salud mental. Y no se trata de soluciones milagrosas, sino de pequeños cambios sostenibles que pueden transformar tu día a día.

¿Quieres rendir bien sin apagar tu motivación? ¿Lograr objetivos sin llevarte el trabajo a la cama? Aquí te contamos cómo.

1. Dormir bien no es negociable

Aunque suele ser lo primero que sacrificamos cuando hay mucho trabajo, el sueño es uno de los pilares de la salud mental y cognitiva. Dormir mal no solo genera cansancio: afecta la memoria, disminuye la concentración, incrementa la irritabilidad y reduce la capacidad para resolver problemas.

Un estudio de la Universidad de Harvard reveló que la falta de sueño puede afectar el rendimiento tanto como estar bajo los efectos del alcohol. Así de serio es.

Además, dormir menos de lo necesario se asocia con un mayor riesgo de desarrollar trastornos como la ansiedad o la depresión.

Dormir bien es una inversión silenciosa en tu salud y tu rendimiento.

Para lograrlo:

Dormir no es perder tiempo. Es ganar claridad, energía y salud.

Una de las causas más comunes de agotamiento en el entorno laboral es la dificultad para decir “no” o para marcar límites claros entre la vida personal y profesional. En un mundo hiperconectado, muchas personas sienten que deben estar disponibles todo el tiempo.

Pero trabajar sin pausas, responder correos fuera de horario o asumir responsabilidades que no te corresponden solo lleva a la saturación emocional.

Aprender a decir “hasta aquí” es una herramienta de autocuidado.

No es egoísmo poner límites, es protección emocional.

¿Cómo empezar?

Tu rendimiento mejora cuando sabes descansar a tiempo.

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3. Mueve el cuerpo todos los días (aunque sea poco)

El cuerpo y la mente están conectados. Lo que pasa en uno, afecta al otro. Por eso, moverse todos los días, aunque sea durante pocos minutos, tiene un impacto directo en tu salud emocional.

La actividad física libera endorfinas, mejora la circulación, despeja la mente y reduce la tensión acumulada. Y no necesitas una rutina de gimnasio ni una hora entera: basta con caminar, estirarte, hacer una pausa activa o incluso bailar una canción.

El movimiento es una forma natural de regular el estrés.

Recomendaciones simples:

Moverse es energía. Y la energía, bien canalizada, se transforma en enfoque.

4. Come con conciencia y no en piloto automático

La forma en que te alimentas influye directamente en tu estado de ánimo, tu concentración y tu nivel de energía. Saltarse comidas, comer apurado frente al computador o consumir alimentos ultra procesados de forma constante pueden afectar no solo tu cuerpo, sino también tu mente.

Numerosos estudios han demostrado que una alimentación balanceada ayuda a regular los niveles de cortisol, mejora la calidad del sueño y contribuye a la prevención de trastornos como la fatiga crónica.

Comer bien es una forma de tratarte con respeto.

Algunos consejos:

Alimentarte bien es cuidar tu salud, tu humor y tu desempeño.

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5. Desconectarse también es parte del trabajo

Vivimos en una cultura que premia la hiperproductividad. Pero estar conectado todo el tiempo no significa ser más eficiente. De hecho, la falta de desconexión real es una de las principales causas de agotamiento emocional.

Terminar la jornada y seguir pensando en pendientes, revisar el correo a medianoche o trabajar durante los fines de semana puede parecer compromiso, pero en realidad es un camino directo al burnout.

Apagar la pantalla es encender tu vida personal.

Para lograr una desconexión saludable:

Desconectar no es flojera. Es oxígeno mental.

6. Hablar sobre lo que sientes

Muchos trabajadores mantienen una fachada de eficiencia mientras por dentro se sienten desbordados, ansiosos o tristes. El miedo al juicio, a parecer débiles o a “no rendir” hace que callen lo que les pasa.

Pero la salud mental también se trata de poder decir “no estoy bien” y encontrar espacios seguros donde expresarlo.

“Hablar no te hace menos capaz. Te hace más humano”, recuerdan psicólogos laborales.

Abrirte emocionalmente con alguien de confianza, asistir a sesiones de psicoterapia o participar en círculos de apoyo puede ayudarte a liberar presión, ordenar ideas y prevenir crisis.

El rendimiento mejora cuando la mente no está ocupada ocultando lo que duele.

7. Organizarte mejor para rendir sin ansiedad

No es lo mismo trabajar mucho que trabajar bien. Y uno de los factores que más contribuyen a la sobrecarga emocional es la falta de organización.

Cuando no hay claridad sobre prioridades, plazos o tareas, el cerebro entra en estado de alerta constante. Esto genera estrés innecesario, fatiga mental y sensación de que “nunca es suficiente”.

Para lograrlo:

Una mente organizada rinde más, se agota menos y vive con más paz.

Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.