
Ansiedad bajo control: las tres herramientas que recomienda una experta de Harvard para tu bienestar
Todos conocemos esa sensación: un nudo en el estómago, pensamientos acelerados y tensión muscular. La ansiedad no siempre es negativa; en niveles moderados nos alerta y nos prepara para desafíos. Pero cuando se vuelve constante, invasiva o desbordante, puede perjudicar nuestra salud mental y nuestra calidad de vida.
La psicóloga clínica Rachel Zack Ishikawa, del Departamento de Psiquiatría de la Harvard Medical School, advierte sobre un riesgo común: “la ansiedad y la evitación se refuerzan mutuamente en un círculo vicioso”. En resumen: ante el malestar, evitamos lo que lo genera, pero esa evitación alimenta el miedo a largo plazo.
Para romper ese ciclo, analizamos tres estrategias centrales validadas clínicamente: afrontar la evitación, cuestionar pensamientos y regular el cuerpo.
Cuando sentimos ansiosos, muchas veces evitamos lo que creemos que puede provocar esa ansiedad: no asistimos a reuniones, evitamos conversaciones difíciles, no nos exponemos a aquello que nos inquieta. Si bien evitar alivia en el corto plazo, al largo plazo refuerza el temor.
La experta señala que debemos “exponernos de forma gradual” a lo que tememos, en lugar de evitarlo completamente. Esa exposición planificada permite que el cerebro aprenda que la situación no es tan peligrosa como anticipábamos.
Primero, identifica qué actividades evitas por miedo o ansiedad. Por ejemplo, hablar en público, pedir un favor, iniciar una conversación incómoda.
Luego divide ese objetivo en pasos pequeños. Si hablar en público te pone ansioso, empieza por hablar frente a un amigo cercano, luego frente a un grupo pequeño, y poco a poco expón más. Cada vez que avanzas, reduces el temor profundo que alimentaba la evitación.
Es importante que la exposición sea con una actitud curiosa, no punitiva. No te obligues de golpe a dar un discurso de 30 minutos si tu cuerpo no lo soporta; ve paso a paso.
Cuando estás ansioso, muy frecuentemente tu mente genera interpretaciones negativas automáticas: “¿y si fracaso?”, “esto va a salir mal”, “no puedo con esto”. Son juicios rápidos que muchas veces no tienen base real, pero que disparan tu sufrimiento interno.
Ishikawa sugiere interponerse entre el pensamiento automático y la emoción que genera. En lugar de aceptar el pensamiento como verdad absoluta, cuestionarlo: ¿qué evidencia tengo? ¿Qué otra explicación posible hay?
Cuando notes que aparece un pensamiento ansioso recurrente, hazte preguntas como:
Este acto de cuestionamiento le quita fuerza al pensamiento negativo. En lugar de aceptar “no puedo con esto”, puedes reformular: “puede que esté incómodo, pero puedo gestionar esto paso a paso”.
Con el tiempo, esos ejercicios refuerzan la capacidad de disociar entre pensamiento y emoción, y evitar que cada idea ansiosa se convierta en una barrera.
La ansiedad no solo está en la mente; se manifiesta con síntomas físicos: palpitaciones, tensión muscular, respiración rápida, sudor, molestias estomacales. Si ignoras esas señales, tu cuerpo seguirá intensificando el estado de alerta.
Ishikawa insiste en que atender lo corporal es parte indispensable del manejo: reconocer, aceptar y modular esas reacciones físicas ayuda a reducir el empuje emocional.
Atender el cuerpo permite que la mente también baje su presión. Es como apagar una alarma interna.
Cada estrategia apunta a un dominio distinto:
Al combinarlas, atacas la ansiedad desde sus tres frentes: lo que haces, lo que piensas y lo que sientes en el cuerpo. Esa sinergia potencia el control sobre la mente ansiosa.
Aunque estas estrategias son muy útiles, no siempre bastan. Si notas que la ansiedad es crónica, interfiere con tus relaciones, trabajo, descanso o produce síntomas intensos persistentes (ataques de pánico, insomnio severo, pensamientos suicidas), es momento de buscar acompañamiento profesional.
Un psicólogo puede ayudarte a profundizar estas herramientas, personalizarlas según tu historia, y acompañarte en tu camino hacia mayor bienestar emocional.
Para que no quede solo en teoría, te sugiero este mini plan:
Con el paso del tiempo, esos ejercicios construyen músculo emocional, como entrenar un músculo de resiliencia.
Si estás en un momento donde la ansiedad ya excede lo “normal” y sientes que tus recursos no bastan, no estás solo. Puedes conectar con profesionales que te acompañen. Explora la red de terapeutas y psicólogos en línea de SELIA.
Más allá de aplicarlas cuando la ansiedad te golpea, puedes incorporarlas como hábitos preventivos:
Ese trabajo constante hace que la ansiedad pierda terreno.
La ansiedad no tiene que ser una enemiga eterna. Con estrategias consistentes, es posible que deje de controlarte. Afrontar evitaciones, cuestionar pensamientos automáticos y atender lo que tu cuerpo te dice son herramientas que te devuelven poder.
Quizás hoy no puedas eliminar la ansiedad, pero puedes trasformarla en una señal útil, un mensajero que te enseña algo sobre ti. Y ese cambio puede marcar la diferencia entre que la ansiedad te domine o que tú la acompañes con más conciencia.
Aplicar estas estrategias en momentos de ansiedad no es fácil, por eso queremos acompañarte. De manera semanal lanzamos en nuestra app herramientas digitales que puedes usar cuando las necesites.
Las herramientas de meditación te ayudan a:
- Estar más en el presente para evitar esos pensamientos invasivos de futuros caóticos.
- Regular la respiración, lo cual le envía a tu cuerpo señales de calma.
- Gestionar el insomnio. Los pensamientos recurrentes no nos permiten tomarnos un espcio real de descanso.
¿Estas estrategias son universales o algunas funcionan mejor para unas personas que para otras?
No hay fórmula única. La efectividad depende de tu historia, nivel de ansiedad y predisposiciones personales. Lo ideal es adaptar las herramientas con ayuda profesional.
¿Con qué frecuencia debo aplicar estas estrategias para que funcionen?
Mientras más regularmente las practiques (diariamente o varias veces a la semana), más firmeza adquirirán en tu vida emocional. La constancia es clave.
Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.