Depresión, ansiedad y más: cómo los diagnósticos psiquiátricos se reflejan en las parejas

Tabla de contenidos

Lejos de ser una coincidencia aislada, este fenómeno se repite en generaciones distintas y en culturas que, en teoría, no comparten mucho entre sí. Esto abre un interrogante clave: ¿elegimos a nuestras parejas por afinidad emocional más de lo que pensamos, o es la convivencia lo que termina sincronizando nuestras vulnerabilidades?

El estudio que abrió la conversación

La magnitud del análisis es lo que lo hace tan relevante. Según los investigadores, se revisaron datos de 14,8 millones de personas y se compararon variables a lo largo de décadas, desde los nacidos en los años 30 hasta las generaciones más jóvenes. La conclusión fue clara: cuando uno de los miembros de la pareja presenta un diagnóstico psiquiátrico, el otro tiene un riesgo significativamente mayor de presentar el mismo.

Chun Chieh Fan, uno de los autores, explicó que “el patrón se mantiene en todos los países, culturas y generaciones”. Dicho de otro modo, no importa si hablamos de parejas taiwanesas de los años 70 o de parejas suecas nacidas en los 90: la tendencia se repite.

¿Qué diagnósticos son más comunes entre parejas?

Los resultados muestran una amplia gama de condiciones compartidas. Algunas de las más frecuentes fueron:

Depresión y ansiedad, que figuran como las más comunes.
Trastorno bipolar y esquizofrenia, que aunque menos frecuentes, muestran una coincidencia más marcada que la esperada al azar.
TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y anorexia, que presentan variaciones culturales interesantes.
TDAH y trastornos del espectro autista, cuya presencia conjunta en parejas resulta más alta de lo que la estadística básica predeciría.
Consumo de sustancias, donde se encontró una clara tendencia a la coincidencia entre cónyuges.

La investigación también apuntó que, en muchos casos, los hijos de estas parejas presentan un riesgo mayor de desarrollar esas mismas condiciones. Por ejemplo, cuando ambos padres comparten depresión o esquizofrenia, la probabilidad de que sus hijos enfrenten un diagnóstico similar se multiplica.

¿Atracción por similitud o influencia del entorno?

Entonces, ¿por qué ocurre esto? Existen varias hipótesis.

1. La atracción por lo familiar. La psicología social ha demostrado que solemos sentirnos más cómodos con personas que percibimos como similares. Si alguien comparte experiencias emocionales cercanas a las nuestras, podemos sentir una empatía casi inmediata.
2. El entorno compartido. Las parejas viven bajo el mismo techo, enfrentan el mismo estrés económico, familiar o social. Esto puede reforzar síntomas preexistentes o incluso generar la aparición de nuevos.
3. Estigmas y opciones de pareja. En contextos donde hablar de salud mental todavía genera prejuicios, quienes atraviesan un trastorno pueden encontrar más sencillo relacionarse con personas que entienden su situación de primera mano.

[post_banner title=”¿Necesitas apoyo? Selia te ayuda” body=”Sana tus heridas con terapia online personalizada. ¡Agenda una consulta!” cta=”Comienza ahora” cta_url=”https://users.selia.co/sign-up/?utm_source=seo&utm_medium=blog&utm_content=maneja-el-estres”]

¿Qué implicaciones tiene para las relaciones?

Compartir un diagnóstico no significa necesariamente un pronóstico negativo. Al contrario, puede abrir la puerta a una mayor comprensión y apoyo mutuo. Pero también plantea riesgos:

La relación puede entrar en ciclos de refuerzo de síntomas, donde ambos se ven atrapados en el mismo patrón de ansiedad, depresión o consumo de sustancias.
El estrés compartido puede amplificarse si no hay recursos emocionales suficientes.
El impacto sobre la crianza y la salud de los hijos puede ser mayor si no se cuenta con apoyo profesional.

Aquí surge una pregunta vital: ¿pueden las parejas transformar esa vulnerabilidad compartida en una fortaleza emocional?

El papel de la herencia y la crianza

Uno de los hallazgos más delicados del estudio es el que apunta al aumento de riesgo en los hijos. No se trata solo de genética, sino también de la crianza. Un hogar donde ambos padres enfrentan depresión, ansiedad o consumo problemático de sustancias puede ofrecer menos recursos emocionales.

Sin embargo, también se sabe que un entorno amoroso, estable y con acceso a tratamiento puede contrarrestar muchos de esos riesgos. La clave está en no naturalizar el dolor ni la enfermedad, sino buscar herramientas para abordarlas en pareja.

Rompiendo el silencio: la importancia de hablarlo

A menudo, las parejas callan por vergüenza o por miedo al estigma. Pero este silencio puede ser más dañino que la condición en sí. Nombrar lo que ocurre, hablar de depresión, de ansiedad o de un diagnóstico específico no solo es liberador: también abre la posibilidad de encontrar apoyo.

En este punto, la ciencia y la experiencia clínica coinciden en algo: la comunicación es un factor protector. Y no solo entre la pareja, sino también con redes de apoyo, familiares o profesionales de la salud mental.

Herramientas para transformar la vulnerabilidad en fortaleza

¿Y qué puede hacer una pareja que enfrenta diagnósticos similares? Hay varias estrategias prácticas:

Psicoterapia de pareja, donde ambos aprenden a reconocer cómo se influyen mutuamente y a generar dinámicas más sanas.
Rutinas de autocuidado compartidas, como caminar juntos, practicar respiración consciente o establecer horarios de descanso.
Límites claros, para evitar que los síntomas de uno absorban por completo al otro.
Apoyo profesional individual, porque cuidar de uno mismo también es una forma de cuidar de la relación.

Recuerda que en SELIA encuentras terapeutas y psicólogos en línea que pueden acompañarte a ti y a tu pareja en este camino, con confidencialidad y herramientas basadas en la ciencia.

Una mirada cultural: ¿es igual en todos los países?

El estudio muestra que sí hay matices culturales. En Taiwán, por ejemplo, los niveles de coincidencia en diagnósticos como TOC o anorexia fueron más altos que en Dinamarca o Suecia. Esto podría explicarse por diferencias en la forma en que cada sociedad entiende y maneja la salud mental, o por factores sociales como el estigma.

Aun así, la tendencia general fue la misma: los diagnósticos psiquiátricos se repiten dentro de las parejas con más frecuencia de lo que ocurre al azar.

La importancia de atender la salud mental en pareja

No se trata solo de prevenir, sino de construir. Reconocer que tu bienestar está entrelazado con el de tu pareja puede cambiar la forma en que afrontas la vida diaria. Y aquí aparece una conclusión esperanzadora: si lo que es malo puede compartirse, lo que es bueno también.

Una pareja que cultiva hábitos de cuidado, que busca ayuda profesional y que se apoya mutuamente, puede no solo resistir las dificultades, sino también crecer en medio de ellas.