
Beige flags: señales sutiles que revelan mucho más de lo que parecen
Mientras que las conocidas red flags (banderas rojas) alertan sobre comportamientos tóxicos o peligrosos, y las green flags (banderas verdes) indican actitudes saludables, las beige flags parecen situarse en un terreno intermedio, a menudo más desconcertante: no son señales de alarma, pero tampoco inspiraciones de confianza o admiración. Son, más bien, señales de aburrimiento, rareza o indiferencia emocional que, con el tiempo, pueden impactar el vínculo de pareja, especialmente en su dimensión afectiva y comunicativa.
Según la tendencia en redes sociales, muchas beige flags son compartidas en tono de humor, como ejemplos graciosos de lo que hace que una cita se vuelva insípida. Sin embargo, detrás de esta etiqueta se abre una ventana hacia el análisis emocional profundo: ¿Qué revela esta señal sobre las necesidades emocionales de una persona? ¿Estamos confundiendo la diferencia o la rutina con la falta de conexión?
El periodista y autor Mark Manson ya advertía sobre la “trampa de la compatibilidad superficial”, en la que muchas relaciones fracasan no por conflictos intensos, sino por la acumulación de pequeños desencuentros, falta de estímulo emocional o desconexión en las motivaciones vitales. Las beige flags, en este sentido, podrían ser la antesala de una relación que, aunque no tóxica, sí carece del combustible emocional necesario para crecer.
Hay varias razones por las que este tipo de señales se hacen evidentes en las relaciones:
Aunque cada relación es única, algunas conductas se han identificado con frecuencia como beige flags en diversas plataformas:
Cabe aclarar que ninguna de estas conductas es “mala” per se. La clave está en cómo resuenan en la otra persona. Lo que para uno puede ser adorable, para otro puede resultar desconectado o incómodo. Por eso, hablar de beige flags no es juzgar, sino detectar cuándo hay una brecha emocional difícil de llenar.
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Desde una perspectiva de salud mental, las beige flags pueden tener un impacto significativo si no se gestionan adecuadamente. Si bien no implican daño evidente, pueden generar:
Para SELIA, la plataforma dedicada a la salud mental y el bienestar emocional, es clave destacar que una relación sin conflicto no es necesariamente una relación saludable. El silencio emocional o la neutralidad constante también pueden ser formas de desconexión que merecen atención.
El primer paso es reconocer que no todas las personas buscan lo mismo en una relación. Algunos valoran la rutina y la estabilidad; otros, la emoción y la sorpresa. Lo esencial es que ambos miembros estén alineados en sus expectativas y necesidades emocionales.
Aquí algunas estrategias para abordar las beige flags sin dramatismo ni juicio:
Es importante no confundir. Una red flag es una señal de alarma, como la manipulación, la falta de respeto, los celos desmedidos o el abuso emocional. Las beige flags, en cambio, son señales más sutiles de incompatibilidad emocional, aburrimiento o desconexión.
No hay urgencia ni peligro, pero sí puede haber un desgaste silencioso si no se habla del tema. En otras palabras, mientras las red flags exigen límites, las beige flags invitan a la reflexión.
Las beige flags son una oportunidad para prestar atención a lo que muchas veces pasamos por alto: el poder de las pequeñas señales, la importancia del estímulo emocional y la necesidad de una conexión auténtica más allá de lo evidente.
No son una condena ni un veredicto final sobre una relación, pero sí una invitación a preguntarnos si estamos realmente presentes, si hay espacio para la emoción, la risa y la curiosidad mutua. Porque una relación sin problemas no es sinónimo de una relación feliz. Y a veces, lo que parece solo beige, puede estar pidiendo a gritos algo de color emocional.










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