Emociones ¿qué son, tipos y cómo gestionarlas?

Persona sintiendo las emociones
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Curado por: Camilo Sáenz-Moncaleano, PhD

Camilo es un psicólogo con más de 12 años de experiencia académica. Actualmente se desempeña como profesor universitario y consultor en temas de alto rendimiento, bienestar y salud mental.

En este artículo hablamos de:

Las emociones han evolucionado a lo largo de la historia humana para que podamos responder rápidamente a situaciones que puedan poner nuestra vida en peligro.

Aunque está demostrado que algunas emociones son universales, no existe un equilibrio emocional único que se adapte a todas las culturas ni a todas las personas. Hay que entender que a todos nos beneficia comprender mejor nuestras emociones y cómo influyen en nuestro comportamiento, sobre todo cuando son tan sobrecogedoras que terminan afectando nuestra vida y no nos permiten vivir de la manera que queremos. 

En este blog, exploraremos en detalle qué son las emociones, cómo se distinguen de los sentimientos y cómo puedes aprender a gestionarlas de forma saludable. ¿Interesado en saber más? Continúa leyendo.

¿Qué son las emociones?

Por más que a veces quisiéramos no tenerlas, las emociones son parte fundamental de nuestra experiencia humana. Las emociones son estados fisiológicos y psicológicos complejos que suceden como respuesta a diversos factores internos y externos, como pensamientos, sentimientos y estímulos sensoriales. En esencia, las emociones son experiencias subjetivas que reflejan la percepción y la interpretación que hacemos de nuestro mundo interior y de lo que sucede a nuestro alrededor. Aunque varía en mayor o menor medida, las emociones siempre van  acompañadas de cambios en la respuesta fisiológica, como el aumento del ritmo cardíaco, la sudoración y la tensión muscular.

Las emociones pueden ser positivas o negativas y su intensidad puede variar de leve a intensa. Algunos ejemplos comunes de emociones positivas incluyen la felicidad, la alegría y el amor, mientras que las emociones negativas pueden incluir la tristeza, el miedo, la ira y el asco. Sin embargo, es importante entender que ser positivas o negativas no se traduce a ser buenas o malas, ya que todas las emociones son “buenas” en el sentido de que son naturales y todas tienen el propósito de ayudarnos a procesar las experiencias por las que estamos pasando.

Aunque suelen asociarse a los sentimientos, también están íntimamente ligadas a los pensamientos y comportamientos. Las emociones pueden influir en la forma en que pensamos y percibimos el mundo que nos rodea, así como en la manera en que nos comportamos e interactuamos con los demás. Por ejemplo, alguien que se siente enojado puede percibir una situación como más amenazadora de lo que realmente es, y puede responder con agresividad u hostilidad.

En la experiencia de las emociones influyen diversos factores, como la composición genética, las experiencias vitales, el contexto social y cultural y la situación actual. Por ejemplo, alguien que ha sufrido un trauma o abuso puede ser más propenso a sentimientos de ansiedad o depresión, mientras que alguien que ha tenido experiencias de vida más positivas puede ser más propenso a experimentar sentimientos de alegría y satisfacción.

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Tipos de emociones 

Durante años, los psicólogos, sociólogos y neurocientíficos han tratado de identificar los diferentes tipos de emociones. Tratando de definir cuáles son básicas y universales, y cuáles son secundarias y más complejas.

Emociones básicas, primarias e innatas

En el mundo de las emociones, existen ciertas respuestas universales que son innatas en los seres humanos. Estas se conocen como emociones básicas y juegan un papel muy importante en nuestra vida diaria. A continuación, exploraremos estas emociones primarias que forman parte de nuestra experiencia emocional desde tiempos inmemoriales.

 

Alegría

En general, a la gente le gusta sentirse feliz, tranquila y bien. Puedes expresar estos sentimientos sonriendo o riendo.

Puedes sentir alegría cuando estás cerca de las personas que te importan y conectas con ellas. Adicionalmente, solemos sentir alegría cuando:

  • Te sientes seguro y protegido.
  • Haces algo que te produce placer sensorial.
  • Estás absorto en una actividad que disfrutas.
  • Te encuentras relajado y en paz.

 

Tristeza

Todo el mundo se siente triste de vez en cuando. Esta emoción puede estar relacionada con un acontecimiento concreto, como una pérdida o un rechazo. Pero en otros casos, puede que no tengas ni idea de por qué te sientes triste. Sin embargo, es normal sentir tristeza en momentos difíciles, ya que nos ayuda a procesar y sanar emocionalmente.

 

Miedo

La sensación de miedo se produce cuando sentimos cualquier tipo de amenaza. Dependiendo de la naturaleza de la misma, el miedo puede ser de leve a grave.

Ten en cuenta que el nivel de miedo que sientes no siempre coincide con la intensidad de la amenaza. Por ejemplo, si eres una persona con ansiedad, es posible que sientas miedo ante situaciones que en realidad no suponen un gran peligro, aunque eso no hace que el miedo sea menos real.

 

Asco

El asco suele experimentarse como reacción ante situaciones desagradables o no deseadas. Al igual que la ira, los sentimientos de asco pueden ayudarte a protegerte de aquello que quieres evitar. También puede plantear problemas si te lleva a sentir aversión por determinadas personas, incluido tú mismo, o por situaciones que no son necesariamente malas para ti.

 

Ira

La ira suele producirse cuando se experimenta algún tipo de injusticia. Esta vivencia puede hacer que te sientas amenazado, atrapado e incapaz de defenderte. Mucha gente piensa que la ira es algo negativo, pero es una emoción normal que puede ayudarte a saber cuándo una situación se ha vuelto tóxica. Es posible que sientas una mayor susceptibilidad a la frustración y a la hostilidad.

 

Sorpresa

La sorpresa es la sexta emoción universal y surge cuando nos encontramos con sonidos o movimientos repentinos e inesperados. De igual manera, se suele presentar cuando nos vemos enfrentados a situaciones inesperadas o  que salen de lo común. La función de la sorpresa es centrar nuestra atención en determinar qué está ocurriendo y si es peligroso o no.

Emociones sociales o secundarias

Las emociones sociales o secundarias son aquellas que se generan de la combinación de las emociones primarias o que implican una mayor complejidad al valorar nuestra propia conducta o la de los otros. Algunas de estas emociones sociales o secundarias, pueden ser: la culpa, los celos, la vergüenza, el orgullo y el placer. Veamos qué significan y cómo se manifiestan.
 

Culpa

La culpa es una emoción que experimentamos cuando creemos que hemos transgredido normas sociales o hemos causado daño a otros. Nos hace reflexionar sobre nuestras acciones y nos impulsa a reparar el daño causado.
 

Celos

Los celos son una emoción compleja que surge de un sentimiento de inseguridad al ver que otras personas reciben o experimentan la atención, el afecto o posee cosas que uno mismo desearía tener. En cierta manera se produce una ansiedad por sentir amenazadas nuestras relaciones o logros importantes.
 

Vergüenza

Sentimos vergüenza cuando creemos que hemos fallado ante los demás o hemos sido expuestos de manera negativa. Esta emoción suele llevarnos a querer escondernos o evitar situaciones sociales para proteger nuestra imagen.
 

Orgullo

El orgullo usualmente lo experimentamos al valorar nuestros logros personales o los de nuestros seres queridos. Nos impulsa a continuar esforzándonos y nos proporciona una sensación de autoestima y satisfacción.
 

Placer

El placer lo sentimos cuando encontramos algo que nos brinda satisfacción o bienestar. Puede manifestarse de diversas formas, desde la alegría hasta la tranquilidad, y nos motiva a buscar experiencias que nos hagan sentir bien.
 

¿Cuáles son las funciones de las emociones? 

Esta pregunta nos lleva a explorar la complejidad de nuestras experiencias emocionales y cómo influyen en nuestras vidas. Las emociones no sólo son reacciones pasajeras, éstas también desempeñan roles fundamentales en nuestra adaptación, interacciones sociales y motivación. Incluso, han ayudado durante años en nuestra supervivencia. A continuación, examinaremos detenidamente estas funciones para comprender mejor su impacto en nuestra existencia.
 

Función adaptativa

Las funciones adaptativas de las emociones contribuyen a la supervivencia, ya que nos preparan para responder a las señales del entorno. Estas emociones te permiten hacer frente a acontecimientos importantes, como amenazas u oportunidades, y buscar la manera de responder de forma adecuada a ellas.
Por ejemplo, el miedo te prepara para escapar del peligro, mientras que la felicidad puede motivarte para realizar actividades gratificantes. Si de repente te encuentras con una serpiente mientras caminas por una montaña, es la sensación de miedo la que te permite mantenerte alerta y tomar medidas para protegerte, por ejemplo, correr o defenderte. Si por alguna razón no sintieras miedo o tu cuerpo no se pone en alerta, es posible que estés en peligro de que te ataque o muerda la serpiente. En este sentido, la emoción te ayuda a adaptarte a las situaciones que te enfrentas.
 

Función social

Las emociones también juegan un rol vital en nuestras interacciones sociales, facilitando la comunicación y el entendimiento entre individuos. Hay que tener en cuenta que éstas nos permiten transmitir información sobre nuestros estados mentales. Además, nos permite establecer conexiones empáticas con los demás, es decir tratar de entender las emociones y perspectivas de los demás. La empatía y la compasión, por ejemplo, fomentan la cooperación y el apoyo mutuo en nuestras relaciones interpersonales.
 

Función motivacional

Otra función esencial es su capacidad para motivarnos hacia determinadas acciones y metas. El deseo surge de emociones como el placer y la satisfacción, impulsándonos a buscar experiencias gratificantes. Asimismo, la ira puede motivarnos a defender nuestros derechos y valores, mientras que la tristeza puede incitarnos a reflexionar sobre nuestras acciones y buscar soluciones a los problemas.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional hace referencia a la capacidad de reconocer, comprender, gestionar y actuar eficazmente sobre nuestras emociones propias, así como las de los demás. Implica un conjunto de habilidades y rasgos que son cruciales para el éxito personal y social. 
 
Ahora bien, estas habilidades son más naturales para unos que para otros, pero esto no significa que no se puedan desarrollar. Con un poco de esfuerzo y dedicación, cualquier persona puede mejorar su inteligencia emocional.
Si estás interesado en esto, el primer paso es comprender tus propias emociones y lo que necesitas para manejar distintas situaciones. 
 
Esto requiere una conciencia emocional honesta y profunda Igualmente puede requerir que tengas que afrontar partes de ti mismo que tal vez no te gusten o has tratado de evitar. Este proceso de autodescubrimiento puede dar miedo. Pero merece la pena. Y recuerda que siempre puedes buscar ayuda profesional para que te ayude a llevar este proceso de la mejor manera posible.
 

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Los 3 componentes de las emociones

Los 3 componentes de las emociones ofrecen una comprensión completa de cómo experimentamos y expresamos nuestras emociones. Cada uno desempeña un papel crucial en nuestra vida emocional:
 

La experiencia subjetiva

La experiencia subjetiva de las emociones hace referencia a cómo las percibimos internamente. No se trata sólo de sentir una emoción, sino también de cómo las interpretamos, ya que si bien pueden ser universales y todos las tenemos, pueden ser interpretadas de diferente manera. Especialmente de las interpretaciones de qué causan las emociones y cuáles son las consecuencias de las mismas. Estas interpretaciones varían entre personas y están influenciadas por nuestras vivencias pasadas, creencias y valores.
 

La respuesta fisiológica

Esta respuesta está relacionada con los cambios físicos que ocurren en nuestro cuerpo en respuesta a una emoción. Entre los cuales, se pueden incluir aumento del ritmo cardíaco, sudoración, cambios en la respiración y otras respuestas hormonales. Todos estos cambios fisiológicos se dan de manera automática y se dan por la naturaleza de protección que tienen las emociones. Si nos enfrentamos a un peligro, por ejemplo una culebra, puede que nuestra respiración y las pulsaciones aumenten, ya que están preparando el cuerpo para correr y escapar de la situación que nos pone en peligro.
 

La respuesta conductual

La respuesta conductual es cómo mostramos nuestras emociones a través de lo que hacemos. Es decir, cuál es la consecuencia en nuestra conducta de las emociones. Puede ser con nuestras caras, movimientos, cómo hablamos o hacer o dejar de hacer algo por la emoción que sentimos.. Esto puede cambiar dependiendo de dónde estemos o cómo nos sintamos, y especialmente de la manera en que interpretamos las emociones.
 

¿Cómo gestionar mejor las emociones?

Cuando te sientas mal, es normal buscar formas de sentirte mejor. Pero para gestionar tus emociones, es crucial permitirte sentir esas emociones en lugar de tratar de cambiarlas de inmediato o sentirte mal por estarlas experimentando. Recuerda que las emociones son totalmente naturales y todos las sentimos. Lo que puedes hacer es tomarte un momento para reconocer lo que estás sintiendo y tratar de entender por qué las estás sintiendo. Aunque pueda ser incómodo, es un paso importante para reconocerlas y manejarlas.
 
No te juzgues ni juzgues tus emociones. Simplemente acéptalas para poder avanzar. Sin embargo, si te resulta difícil manejar tus emociones por tu cuenta, considera hablar con un terapeuta. No hay problema en buscar ayuda cuando la necesitas.

Estímulo/situación ⇒ Pensamiento ⇒ Emociones ⇒ Acción ⇒ Resultado

Las emociones, reacciones psicológicas y fisiológicas, nos ayudan a adaptarnos a diferentes situaciones, mediadas por nuestros pensamientos. Este proceso sigue un modelo: Estímulo/situación ⇒ Pensamiento ⇒ Emociones ⇒ Acción ⇒ Resultado.
 
Estímulo/situación: Desencadena la emoción, ya sea algo externo (una discusión) o interno (un recuerdo doloroso).
 
Pensamiento: Es cómo valoramos e interpretamos el estímulo o la situación, positiva (oportunidad) o negativamente (desastre).
 
Emociones: Sentimientos resultantes, agradables (alegría, amor) o desagradables (tristeza, ira).
 
Acción: Nuestra respuesta, adaptativa (resolver un problema) o no adaptativas (evitar una situación).
 
Resultado: Efecto de nuestras acciones, favorable (mejora la situación) o desfavorable (la empeora).
 

Consejos para que tus emociones no te dañen el día

¿Te preguntas cómo manejar mejor tus emociones? No te preocupes, hay varios consejos que puedes aplicar dependiendo del tipo de emoción, la situación y tus objetivos. Te explicamos algunas de ellas:
 
  1. Identificar la emoción: El primer paso es reconocer y nombrar lo que estás sintiendo. ¿Es alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa o asco? ¿O quizás una emoción más compleja como culpa, celos, vergüenza, orgullo o placer? Recuerda que algunas de ellas son complejas y es importante reconocer qué es lo que estás sintiendo exactamente. De tal manera que identificar las emociones te ayuda a comprenderlas mejor y a expresarla adecuadamente.

  2. Analizar la causa: Luego, es importante analizar qué provocó esa emoción. ¿Qué sucedió exactamente? ¿Qué pensaste? ¿Qué hiciste? ¿Cómo actuaron los demás? Analizar la causa te permite evaluar la situación y de ser necesario, modificar tus pensamientos o acciones que la desencadenaron. También es posible que identifiques qué es lo que desencadena las emociones y busques evitarlos, si son negativas, o aumentarlos, si son positivas.

  3. Regular la intensidad: Después, trata de regular la intensidad de la emoción. ¿Qué puedes hacer para aumentar o disminuir su intensidad? ¿Qué técnicas te ayudarán a calmarte o animarte? Regular la intensidad te permite manejar la emoción y adaptarla al contexto.

  4. Elegir la respuesta: Por último, elige la respuesta más adecuada a la situación. ¿Qué esperas lograr con esa emoción? ¿Qué acciones puedes tomar para alcanzarlo? ¿Cuáles serán las consecuencias de tus acciones? Elegir la respuesta adecuada te ayuda a actuar de manera coherente y efectiva.

Queremos acompañarte en este camino de autoconocimiento y apoyarte a entender mejor los que sientes

Estos son algunos de los consejos que te damos para que tus emociones no te dañen el día. Sin embargo, sabemos que a veces puede ser difícil gestionar las emociones por uno mismo, y que se necesita la ayuda de un profesional.
 
Por eso, en Selia tenemos diversos programas de psicoterapia que te permiten ofrecerte un entendimiento de tus emociones, y, por lo tanto, una buena gestión de las mismas. Contamos con un equipo de psicólogos expertos, que te acompañarán en este camino de autoconocimiento y apoyo. Además, te brindarán las herramientas y las estrategias que necesitas para mejorar tu salud emocional.
 
Si quieres saber más sobre nuestros programas o si quieres solicitar una cita, puedes visitar nuestra página web, o contactarnos por teléfono o correo electrónico. Estaremos encantados de atenderte y ayudarte a que tus emociones no te dañen el día.
 
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Preguntas frecuentes

¿Cuáles son los tipos de emociones?

Existen un gran número de emociones, pero de acuerdo a Paul Ekman, exiten 6 emociones básicas que todos tenemos: alegría, tristeza, asco, sorpresa, ira,  y miedo. Aunque también existen emociones más complejas como el amor, la culpa o la verguenza.

Desempeñan un papel fundamental en nuestra vida al influir en nuestro comportamiento, decisiones y relaciones interpersonales.

Expresar emociones nos permite comunicarnos con los demás, comprendernos a nosotros mismos y regular nuestras respuestas emocionales.

Las emociones nos ayudan a adaptarnos al entorno, proporcionan información sobre nuestras necesidades y nos permiten experimentar la plenitud de la vida.

Las emociones positivas incluyen la felicidad, el amor, la gratitud, la esperanza y la satisfacción.

Las emociones negativas abarcan la tristeza, el miedo, la ira, el disgusto y la vergüenza, entre otras. Es importante recordar que por ser negativas, no necesariamente significa que son malas, ya que pueden ser muy funcionales y ayudarnos a adaptar y reaccionar a una situación, por ejemplo el miedo.

Las emociones son reacciones automáticas a estímulos, mientras que los sentimientos son la interpretación consciente y subjetiva de esas emociones.

Las emociones son reguladas principalmente por el sistema límbico del cerebro, incluyendo estructuras como el hipotálamo, la amígdala y el hipocampo.

Las emociones pueden surgir en respuesta a estímulos externos o internos y son influenciadas por factores biológicos, psicológicos y sociales.

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